Para asombro de todos los que veníamos diciendo que no había una figura política nueva, nadie a quien ofrecer el relevo, va y se presenta «el coletas» con nombre y apellido de izquierda.
Antes de las elecciones europeas parecía un tontolabas más intentando dar la murga, después, resultó ser un tío más pesado de lo que nadie podía imaginar. 
Convertido en la tercera fuerza política de este país, demostró que tantos y muchas mujeres y hombres luchando por ese puesto, no supieron hacerlo.
Él sí, salió de la casi nada, en unos pocos meses se hizo con la calle, dijo verdades para muchos, disparates para otros, pero parece que supo qué decir, dio al pueblo un soplo de esperanza y recibió la recompensa del voto de confianza.
Ahora los demás… ¿cómo se dice? Ah, sí, le están viendo las orejas al lobo, ahora todos hablan de Pablo Iglesias, intentan reducirlo a polvo, buscan en su equipo, pero parece que no hay fisuras.
Le acusan de dictador poco demócrata internamente, pero ya lo decía Franco desde la otra mano, la del hombro derecho: «… los españoles son hijos del rigor y no se los puede dejar solos…».
Para una vez que sale alguien dando una alternativa política, son los de dentro quienes le reclaman lo que nadie hasta ahora ha dado, democracia en democracia y nada menos que internamente en el Partido.
Despierten quienes duermen, hagan algo quienes no lo hicieron, no hay excusas sino un tío que ha conseguido hablar el idioma popular oponiéndose a las dos fuerzas más poderosas de este país.
Seguro que no lo hará del todo bien, jamás llovió a gusto de todos, pero viene pisando fuerte y al final habrá que pactar.
No me imagino a este hombre presidiendo España con coleta, camisa ibicenca y vaqueros, pero que algo conseguirá, no lo duden, nadie daba mucho por Felipe González o Zapatero.
Cuidado que… viene el Coco.
