INÉS ROIG (*)
Existe la creencia de que la vitamina C se pierde a gran velocidad una vez que se exprimen las naranjas. Pues no. Se mantiene perfectamente hasta 12 horas después de exprimir las naranjas. Si bien la vitamina C se oxida con rapidez si se deja el zumo de naranja a temperatura ambiente, la sustancia que se genera, sigue teniendo las mismas propiedades de la vitamina C. Solo en condiciones extremas, como calentar el zumo más allá del punto de ebullición se puede provocar una pérdida de esta vitamina, que se conserva perfectamente en el zumo, aunque el sabor puede volverse más amargo.
Más o menos amargo, hay más alternativas a las naranjas para obtener vitamina C a través de los alimentos. Hay frutas y verduras que cubren de sobra las necesidades diarias que tiene el cuerpo humano de ingerir vitamina C. La referencia es la naranja, pero muchas otras superan con creces las que aporta esta fruta tan sabrosa y tan nuestra. Además de los cítricos como el limón y el pomelo, hay otras frutas como las fresas, la acerola, el kiwi o la papaya. También en los pimientos, la col de Bruselas o el perejil.
Tampoco se trata de atiborrarse. Sin duda hay unos mínimos necesarios que el cuerpo necesita pero también tiene un tope. Las ingestas recomendadas pueden fluctuar, en el caso de los hombres se recomiendan 90 mg, para las mujeres 75 mg, pero si están embarazadas, 85 mg, y si están en periodo de lactancia, 120 mg. En caso de ser fumador habitual se debería añadir 35mg a los valores recomendados.
Como el cuerpo humeo no puede producir vitamina C por si mismo, necesita obtenerla a través del consumo de fruta y verdura. También la podría obtener tomando pastillas o capsulas de vitamina C.
Es la única vitamina que carece de nitrógeno y esto es suficiente para que tenga un comportamiento diferente a las otras vitaminas. Es papel biológico específico se puede encontrar por sus propiedades específicas como antioxidante. Actúa sobre las glándulas endocrinas, estimula el metabolismo, es indispensable en la formación de colágeno, huesos y formación de anticuerpos, mejora la coagulación sanguínea, normaliza la formación de adrenalina y mejora a las personas que sufren anemia, pues mejora la absorción de hierro y contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunitario. Actualmente se ha demostrado que reduce un 9% la probabilidad de sufrir insuficiencia cardíaca. Una dieta rica en frutas y verduras se asocia a una reducción de la presión arterial, la inflamación sistemática y el estrés oxidativo.
Tampoco se trata de tomar toda la vitamina C que sea posible. Un exceso puede causar diarrea, nauseas y cólicos estomacales; pero tomar muy poca vitamina C puede causar cansancio, inflamación de las encías, pequeñas manchas en la piel de color rojo, dolor en las articulaciones o mala cicatrización de las heridas.
Con todo eso, mejor disfrutar de la fruta, sin olvidar la verdura.
(*) Farmacéutica