Una librería de pueblo que nunca se convertirá en un «burger»

Cinco mujeres, todas ellas de Pedreguer, custodian el secreto mejor guardado de cómo una humilde librería de pueblo puede sobrevivir durante cinco décadas sin naufragar ante los temporales que han azotado el pequeño comercio durante todos estos años. Una trayectoria de medio siglo que da para muchas anécdotas y momentos, ahora todos transformados en recuerdos. Luchando contra todo lo que han significado los avances tecnológicos y los cambios en los hábitos de consumo que tanto han castigado al pequeño comercio, sin desfallecer ni aparentar ninguna muestra de debilidad. Tampoco es que sea un negocio para hacerse rico, el de la librería de pueblo, pero ahí está todo un pasado que hoy da calor y solvencia a un proyecto de futuro con muchas luces. Allí subsiste, en el mismo callejón de la Azutzena de siempre, cerca de la Plaza Mayor, en el lugar donde más fuerte sopla el viento de mestral de todo el pueblo.

Las hermanas Lucia y Antonia Server abrieron la Llar del Llibre en 1975. Unos años después, debido a un conflicto con otro negocio con el mismo nombre, pasó a llamarse Llibrería Server. Con motivo de la jubilación de las hermanas, llegó el primer relevo, 33 años después, y Maria Luisa Fornés se puso al frente del negocio. Llibrería Server pasó a ser Llibrería Mestral, por lo del popular viento que caracteriza el callejón.

Por circunstancias personales, en 2018 se produjo otro cambio, y Marien Mafé pasó a ser la titular del negocio. Le tocó vivir la etapa más cruel para el pequeño comercio de este siglo, que fue la pandemia. Pero la librería sobrevivió, hasta que en 2023 hubo un nuevo relevo, también por cuestiones personales.

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La librería inicia un nuevo ciclo, el presente, de la mano de Maria Martín. Con un nombre, el de Llibrería Llopis, que tiene su intrahistoria. Resulta que Llopis es el marido de Maria, quien lleva mucho tiempo arrastrando una enfermedad degenerativa. La librería le ha dado ahora la vida a Maria, al mismo tiempo que inmortaliza a su marido. Porque la inversión ha sido fuerte, con la intención de garantizar la continuidad de la librería, con el nombre de su marido. Lo aseguró con mucha contundencia la gerente, que «aquí nunca habrá un burger, ni una inmobiliaria», durante la íntima y sentida celebración que tuvo lugar en un espacio muy singular: el patio que Llibrería Llopis ha abierto en su interior y que está a disposición de todo el público. Una idea sencilla que ha hecho crecer el proyecto en el que tanta ilusión ha puesto la nueva gerente. Para disfrute de todos los que lo pudieron disfrutar esa tarde, tanto las cuatro empresarias que la han precedido, como todos los invitados que disfrutaron del encuentro.

El escritor Carles Mulet introdujo el acto recordando que en esa librería presentó su primer libro, y se vino arriba al anunciar que quería presentar otro allí mismo. Antonia, María Luisa, Marien y Maria lo acompañaron con unos discursos llenos de emotividad en aquel pequeño paraíso para las letras, lectores y letras adictos.

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