Benissa implantará los contenedores inteligentes para fomentar el reciclaje y conseguir una tasa justa
La nueva directiva europea obliga a cubrir íntegramente los costes del sistema de recogida de residuos sólidos urbanos y a aplicar el principio de “quien más contamina, paga”. Sin embargo, en numerosos municipios la medida ha desembocado en subidas generalizadas de la tasa de basura que, en la práctica, no diferencian entre quienes reciclan más y quienes lo hacen menos. Tras años en los que este servicio se mantenía con déficits crónicos asumidos por los presupuestos municipales, la actualización normativa ha servido de argumento para trasladar todo el coste al recibo ciudadano, generando debate, malestar y dudas sobre si realmente se está cumpliendo el espíritu de la directiva europea.
Bruselas no obliga a un “tasazo” porque no impone una cuantía o modelo exacto y la decisión final de cómo aplicar el principio recae en las autoridades nacionales o locales al transponer la directiva. Pocas ordenanzas incorporan incentivos reales para quien genera menos residuos y en muchos casos la tasa es rígida y uniforme. Y todo por simplicidad administrativa, es decir, cobrar por vivienda o por IBI es técnicamente más sencillo. 
Con el inicio del nuevo año, Benissa implantará una red de contenedores inteligentes para conseguir una tasa justa, es decir, un nuevo sistema de pago por generación que haga efectivo el espíritu de la directiva europea. Los contenedores inteligentes estarán cerrados y para abrirlos hay que identificarse mediante una tarjeta o una APP en el teléfono móvil. Con ello se creará un programa informático en el que se podrá consultar cuántas veces utilizan los contenedores cada una de las viviendas dadas de alta en el sistema. También permitirá ver que casas no están haciendo uso del mismo, ya sea porque no están habitadas o porque no quieren hacerlo servir.
El reciclaje de vidrio, cartón, papel y envases ya es una realidad manifiesta. Ahora se pretende hacer lo mismo separando los residuos orgánicos, es decir, comida (carne, pescado, verduras…), pieles de frutas, servilletas sucias, etc., del resto de residuos que generamos en las casas. Por entendernos, lo que hay que depositar en los contenedores marrones que no han tenido un uso mayoritario. Por eso, Benissa tendrá dos contenedores específicos, uno para basura orgánica y otro para el resto. Una iniciativa pionera en la comarca pero que ya está en marcha en otros puntos del territorio nacional como Pamplona, Mollet del Vallés, Montmeló y Centelles.
Con el sistema actual de contenedores abiertos no se puede cumplir con la normativa europea. Hay que ser solidarios y debemos asumir nuestra responsabilidad individual, que quedará grabada cada vez que te identifiques con la tarjeta o la APP del móvil. Si no se cumplen los porcentajes indicados, el municipio recibirá una sanción económica que, según la nueva Ley de Residuos, tendrá que ser solidaria entre la ciudadanía.
DOS TARJETAS POR VIVIENDA
En Benissa hay un total de 12.000 objetos que tributan por el servicio de recogida de basura. De ellos, unos 5.000 están en el casco urbano y el resto en el diseminado. Se hará una segmentación de la población y se crearán hasta 120 áreas diferentes de contenedores que abastezcan a unas 100 casas cada una de ellas. Cada usuario tendrá que depositar la basura en el contenedor que le corresponda o, si está lleno, en uno cercano asignado también previamente.
Para utilizar el contenedor de orgánico o de resto solo habrá que apretar un botón y acercar la tarjeta a la pantalla. La tapa se abrirá y se podrá depositar el residuo. Con el móvil, el proceso es el mismo pero abriendo la APP y acercando el dispositivo al contenedor. La tarjeta y la APP te identifican como usuario con tu contraseña personal que te facilitará el ayuntamiento.
Lo que se pretende, como se ha dicho ya, es conseguir una tasa justa en función de nuestros hábitos de reciclaje. Hacer un buen uso de los contenedores inteligentes tendrá su recompensa en forma de bonificaciones, es decir, pagarás menos en el recibo de la basura. La cuantía de las bonificaciones todavía no está fijada porque primero hay que estudiar con detalle el funcionamiento del sistema, hacer una simulación y, después, modificar la ordenanza. Pero, si se cumplen los plazos previstos, en los recibos del 2027 puede que ya se incorporen tanto las bonificaciones como las sanciones correspondientes.
Este sistema exigirá unos meses de adaptación pero está todo previsto. El contratista asignará las áreas de disposición a cada usuario y entregará la tarjeta –dos por casa- y la contraseña para identificarse, todo validado por la mercantil pública Benissa Impuls. Se realizará una campaña de difusión a través de la web, redes sociales, cartas y sesiones públicas informativas. Y, además, se habilitarán dos puntos de información itinerante en la calle. Para principios de 2026 se habrá adjudicado el servicio a una empresa especializada que se encargará de implantar el nuevo servicio, con un director del proyecto, dos coordinadores y cuatro informadores.
Todo cambio necesitará de un período de adaptación y, seguro, que habrá dudas y quejas. En este sentido, Vicent Ferrer, concejal de Benissa Impuls, asegura que “no vamos a improvisar sino a aplicar un modelo probado, eficiente y alineado con Europa”. “Es el momento”, añade, “de hacer las cosas bien, con rigor, trasparencia y visión de futuro”.
El porqué de este cambio está más que claro: por un compromiso ambiental, por normativa europea y por viabilidad económica. Depositar residuos mezclados es cada vez más caro o, dicho de otro modo, separar es mejor, más barato y sostenible para todos. Si nos aplicamos a ello, la tasa de basura no se encarecerá de forma desorbitada. Tenemos una responsabilidad individual para que realmente sea una tasa justa y que no paguen justos por pecadores. No es pedir peras al olmo pero ha tenido que ser la Unión Europa quién nos abra los ojos con lo que más nos duele, el bolsillo.
