Realmente una frase bastaría, pero los habitantes de otros países me piden que sea más explícito, razón por la que escribí estas líneas.
Cuando murió Franco preguntaban por la calle, micrófono en mano, la definición de «Democracia», a lo que la gente respondía: «hombre… que cada uno puede hacer lo que quiera».
Efectivamente, con el bajito nadie podía hacer aquello que le diera la gana, una vez en Democracia, cada uno hizo lo que quiso.
Casi cuarenta años tardó la sociedad en despertar de un limbo donde los más listillos se hicieron con las riendas del carro de España, la desbastaron en nombre de las diferentes crisis ajustando el cinturón del pueblo mientras la oligarquía del poder de izquierdas y derechas se hinchaba a ganar dinero gestionando las más insólitas corruptelas desde los sindicatos hasta la casa real, siempre presuntamente.
Presuntamente es precisamente la ilógica clausula cuando las evidencias se desbordan intentando salvar de la cárcel a personas que de no ser por sus cargos o dinastías, llevarían años entre rejas.
Una sociedad que admite que Rita Barberá se blinde aforada, cuando ya no parece que haya dudas de la necesidad de juzgarla a ver si resiste, algo similar pasa con la Infanta Cristina.
Hechos sumados a otros que tienen claramente toda la pinta de estar disfrutando de privilegios que se les negaría a cualquier ciudadano de a pie.
Una política donde aquellos que se llenaron la boca defendiendo a sus amistades de partido, esas que hoy están siendo juzgadas por corrupción, no piden disculpas, buscan protección y ninguno de todos sin excepción devuelve lo robado u obtenido con malas artes.
Unos políticos, banqueros y empresarios que forman un clan para expoliar a un país y a sus ciudadanos en nombre de algún Dios y por la Patria.
Luego aparecen nuevas caras, los viejos se asustan reaccionando con el método del ventilador esparce cacas, la televisión pro gubernamental habla del caos y miseria de Venezuela mientras se acusa a Podemos de querer convertir a España en un país chavista. Lo malo es que puede que hasta tengan razón.
Así las cosas, España y su política son hoy un nuevo circo con los mismos payasos de siempre, las mismas atracciones de toda la vida desde que el generalísimo les abandonó a la deriva hacia un temporal que no son capaces de atravesar sin hacer trampas.
Es una verdadera lástima que haya que aceptar que sin Democracia los españoles se portaban mucho mejor que ahora.
Hijos del rigor, con las nuevas generaciones atrofiadas inmersas en la tablet mientras los que quedan se quedan con lo que queda.
Antes hubo corrupción, se aceptaba porque era un régimen dictatorial, hoy se pretende que la corrupción es sólo una anécdota de unos pocos en un régimen democrático…
Aquí me da la risa triste que produce esta tragicomedia.