Vecinos y distintas asociaciones culturales del municipio ha manifestado su rotundo rechazo y una profunda preocupación ante la decisión de la Orden Franciscana de trasladar al padre Enrique Oltra, quien ha custodiado la Ermita del Pare Pere, en la falda del Montgó, durante más de cinco décadas. El traslado, calificado por la ciudadanía como «forzoso», se produce justo cuando se celebra el 50 aniversario de la construcción de este templo, dedicado a la advocación de la Santísima Sangre.
El padre Enrique Oltra Perales, originario de Carcaixent, se instaló en la ermita en 1983, asumiendo su custodia y dedicación desde entonces. No solo ha sido el responsable de la construcción inicial, el constante mantenimiento y el cuidado del lugar, que es un símbolo espiritual, cultural e histórico para la ciudad, sino que se ha erigido en una figura de referencia para miles de personas. Su compromiso ha trascendido lo puramente pastoral, realizando un servicio social y cultural al municipio, y logrando que la ermita se mantenga abierta al público diariamente, fomentando un continuo peregrinar de fieles y acrecentando la devoción popular al Pare Pere, fray Pere Esteve (1582-1658).
La labor del sacerdote ha sido reconocida oficialmente por el Ayuntamiento de Dénia, que le otorgó el título de Hijo Adoptivo en 2014, destacando su dedicación a la figura del fraile franciscano, la conservación del templo y su entorno, y por haber impulsado la causa de beatificación del Pare Pere, de la que fue nombrado vicepostulador.
Fuentes vecinales han señalado que la decisión de trasladar al padre Enrique fuera del Montgó, sugiriendo su retiro en el convento de Ontinyent, supone un «daño humano y emocional irreparable». La comunidad subraya que la vida, identidad y salud emocional de Oltra, una persona de avanzada edad que ha cumplido los 90 años, están profundamente ligadas a este lugar. «Esta no es una cuestión religiosa. Es una cuestión profundamente humanitaria. Después de medio siglo dedicando su vida a la ermita, arrancarlo de aquí es una injusticia difícil de comprender», asegura un portavoz comunitario.
El padre Enrique Oltra es el último franciscano que permanece en la Marina Alta, tras el cierre de los conventos de su orden en Benissa en 2017 y en Pego en 2022. Quienes asisten a la ermita cada fin de semana lo describen como un hombre cosmopolita, culto y con una cabeza privilegiada, que sigue ofreciendo homilías didácticas y que ha logrado crear una sólida comunidad en torno al Pare Pere, ejerciendo como un auténtico pastor espiritual para sus feligreses.
Ante la inminencia del traslado, que ha supuesto un duro golpe para los feligreses, la ciudadanía ha anunciado diversas acciones cívicas para intentar paralizar la decisión. Entre las iniciativas previstas se encuentran una campaña de recogida de firmas, la organización de movilizaciones ciudadanas y el establecimiento de contactos institucionales. Existe también una gran preocupación por el futuro de la ermita y su entorno, pues la comunidad teme que sin la figura de su custodio habitual, el recinto y la gruta queden desprotegidos y sean susceptibles de pillaje, perdiendo el cuidado constante que el padre Enrique ha garantizado durante medio siglo.







