¿Qué hacemos con la Justicia?

Guillermo_Ares_OpinionHace una docena de días un ciudadano español fue dejado en libertad después de pasar dos años recluido en una cárcel italiana.

El pequeño matiz de esta historia es que el señor era inocente, es inocente, siempre fue inocente.

No importan los detalles, el verdadero problema es cómo administrar Justicia, cómo interpretar las leyes de modo que cualquiera pueda estar expuesto a ser acusado y condenado por algo que no hizo.

Publicidad

La historia penal mundial está llena de casos similares, los que se saben y los que no.

La gran pregunta es cómo se indemniza a este hombre que ha perdido dos años de su vida, con todas las consecuencias que ello implica, lo que dejó sin terminar, lo que no pudo empezar, lo que según él (y lamentablemente es muy posible que así sea) pasó en la cárcel: vejaciones de todo tipo, tanto físicas como morales.

Durante dos años sus allegados han sufrido la carga de la etiqueta «eres familiar o amigo de un delincuente», aunque no implique que todos lo sean, pero la relación en esta sociedad es inevitable.

Un familiar o un amigo al que uno cree inocente aunque todos, incluida la Justicia, condenaron como culpable…¿cómo se soporta eso?

Ahora, gracias a alguien o a unos muy pocos, se puede demostrar su inocencia y la Justicia lo devuelve a la sociedad, a la misma que durante esos años lo acusó y condenó, a los pocos que nunca lo creyeron culpable y a un salto en el tiempo dejando en un pozo sin fondo todo lo que pudo ser y no fue, todo lo que pudo disfrutar y no pudo…¿cómo se compensa eso?

Si damos por válido que toda experiencia debe ser utilizada como referencia para no cometer los mismos errores en una desesperada forma de mantener el optimismo y que todo sirva para ser mejores cada día, tal vez podamos aprovechar este disparate para revisar nuestra actitud ante quienes nos rodean y que tantas veces, aunque sea en nuestro más íntimo interior, acusamos sin razón, o al menos sin todas las pruebas, de cosas que tal vez, casi seguro, no son como las vemos o creemos ver.

Si antes de acusar a alguien le diésemos la oportunidad de demostrarnos su inocencia, seguramente evitaríamos muchos males, muchas broncas, muchas malas caras y ganaríamos muchas más amistades.

 

Suscríbete al boletín de noticias

Pulsando el botón de suscribirme aceptas nuestras Política de privacidad y Términos del servicio
Publicidad