Volver

Guillermo_Ares_OpinionDe un modo u otro todos somos aves migratorias, vamos y volvemos, al trabajo, al súper, al pueblo más cercano o a los más remotos rincones del Planeta.

En esa ida y vuelta se produce un estado de bienestar o malestar según cada uno y según qué signifique ese traslado.

Muchas veces, aunque el viaje haya sido paradisíaco, existe una sensación de carencia respecto a alguna de nuestras costumbres o arraigos.

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Al volver, deseamos recuperar nuestra ducha, la cama, los lambetazos del perro… más allá de la obvia necesidad de reencontrar a nuestros seres queridos.

La historia de la humanidad habla de viajes, conquistas, migraciones de pueblos enteros o locos aventureros ávidos de conocer nuevas tierras y sus costumbres en solitario.

Hay otros que van echando raíces cortas en cada posada haciendo de cada paso una nueva conquista, un nuevo arraigo, algo así como «mañana es nunca».

Ciudadanos del suelo que pisan en cada instante, recogen lo mejor y peor de cada lugar, lo hacen propio, lo defienden y critican involucrándose como uno más…muchas veces más que muchos.

Aquellos aventureros caminantes, trotamundos incansables, inquietos, incomprendidos, aunque pareciera lo contrario, también necesitan «volver» a alguna parte, igual que ET, echan de menos «mi casa».

En nuestros días se está produciendo la vuelta a casa de muchísimos inmigrantes que acosados por la crisis ya no encuentran cobijo en estas tierras y, «para pasarlo mal, mejor con la familia y en casa».

Es una clara muestra de la NO integración de esas gentes que seguramente estaban entre nosotros por pura conveniencia, aquí tenían mejor calidad de vida que en sus países, sólo eso.

Quienes salen a recorrer mundo por el propio placer de hacerlo, porque su curiosidad les lleva cada vez más lejos, un día, más tarde o temprano, detienen su andar para recalar en aguas mansas, ya sea en alguno de los miles de puntos por los que ya han pasado o en un lugar nuevo que reúne todas las condiciones prácticas y afectivas que necesitan.

Cubren así todas sus inquietudes, ya han vivido bastante aventura, cariño y soledad, que de todo hay por los caminos.

Elegir el lugar siempre será una cuestión de gustos y sentimientos.

Volver a encontrarse con uno mismo y con el entorno, es estar a gusto por dentro y por fuera.

Hay que andar… y andar… para comprender cuál es el lugar y el momento… a dónde y cuándo volver.

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