Durante ese largo camino que es vivir, vamos madurando, adquiriendo conocimientos a fuerza de errores y aciertos, modificamos actitudes, mejoramos conceptos.
Hay un punto del recorrido en el que todo parece por fin acomodarse, un paseo por la playa se transforma en un irrepetible momento, la luna brilla más que nunca, los problemas se desvanecen y pierden importancia.
Esta actitud nos hace ver las cosas con más optimismo, volvemos a creer en el amor, en las cosas sencillas, en el respeto a todo, en la verdad… en nosotros mismos.
Sin duda en ese largo camino de la vida hemos visto miles de veces un Planeta distinto cada mañana, padecido y disfrutado cientos de momentos, cada uno de ellos ha sido una marca en nuestra historia, un referente para saber qué no queremos y con qué y quién podemos encontrar el momento perfecto, ese broche de oro a nuestro largo caminar.
Con el correr de los años todos los valores cambian, aprendemos a vivir, a querernos más, mucho más, lo suficiente como para apreciar lo bueno que nos rodea, rechazar lo malo y, en definitiva, dejarnos querer.
Un día, sin saber cómo ni por qué, las coordenadas de nuestro andar se conjuran a nuestro favor, alguien se cruza en ese camino y sin saber cómo ni por qué, nos vemos caminando por la calle codo a codo sumando mucho más que dos, decía el poeta.
Nos acercamos así al momento perfecto, es cuando por fin la luz se hace ante nuestros ojos incrédulos de lo que ven, cuando suena el teléfono y nuestros oídos no creen lo que oyen, porque al otro lado está quien estaba en nuestra mente en ese precicísimo instante.
Poco a poco la complicidad se integra en nuestro andar, ya no estamos solos aún rodeados de multitudes.
No parece tarea fácil, son demasiados parámetros para conseguir el momento perfecto, demasiados para pedirle a la vida que nos ponga ante él.
Aún así, es posible, hay un punto a lo largo del camino en que alguien se pone a nuestro lado y, como por arte de magia, el terreno se transforma.
Si nos hubiésemos encontrado en otro punto del camino, tal vez, casi seguro, no habríamos podido iniciar una nueva caminata, este es el momento perfecto, no otro, este es el momento en que empieza la verdadera vida, hasta ahora, sólo fue aprendizaje.
Es el momento de disfrutar, es el momento perfecto, gracias a ti, te lo debo.