Los buenos modales son otro de los grandes perdidos en nuestra sociedad moderna, evidente saldo obtenido por la falta de educación.
Sentados a una mesa a cualquiera de las horas de comida, es todo un espectáculo observar como mujeres y hombres, jóvenes y mayores carecen de las más elementales normas de comportamiento perdidos entre cubiertos, copas o vasos.
Por citar sólo algunos de los más frecuentes casos, me detengo en aquellos que «agarran» un tenedor o cuchara como si fuese el mango de una sartén llevando la boca hasta el plato, ejercicio claramente agotador ya que exige un movimiento complejo del cuerpo que llega hasta el coxis, cuando de otro modo más educadito sólo hay que mover el brazo y un poco la muñeca. 
Sin mencionar el aspecto de cara a los demás.
Realmente muy agradable es oir un comentario mientras vemos la comida revolviéndose en la boca de nuestro interlocutor, ni qué decir cuando algo se le queda entre los dientes e intenta quitarlo con los dedos.
Cierto es que algunos prefieren el palillo, hasta se tapan con la otra mano, como si así evitaran el bochornoso espectáculo.
Por alguna razón (obviamente lo es la falta de educación), el comportamiento en una mesa de comida es generalmente desastroso, algo que está directamente relacionado con la falta de respeto hacia los demás, ya que en general produce malestar…claro que si los otros andan por el mismo camino, todo queda en casa y todos contentos.
La mesa es sólo un ejemplo, hay cientos de momentos en que los modales son un desastre, lo peor es, como en todo, que nos vamos acostumbrando a esa pérdida y todo lo malo nos parece normal.
Incluso debemos escuchar más de una vez que los buenos modales no producen beneficio alguno.
Entonces, ¿para qué nos miramos al espejo antes de salir a la calle? Vaaale, hay mucha gente que vive sola y no tiene espejos en casa, pero si nos gusta ir mejor peinados y perfumaditos (cierto es que algunos no saben de estas cosas), no cuesta nada tener en cuenta ciertas normas que hacen la viuda más bella… los buenos modales.
