Razón por la que su resaca es horrible (y la de sus amigos no)

INÉS ROIG (*)

Una noche sale a cenar con un amigo, se beben unos vinos, un licor y para rematar un par de whiskies. Nada hace prever su situación solo unas horas después: usted, tumbado en la cama, con un horrible dolor de cabeza con martillazos incluidos, náuseas y vómitos, dolor en las articulaciones, taquicardia y una profunda sensación de culpa. Llama a su amigo, y se encuentra fresco, apenas un ligero dolor de cabeza le recuerda la pasada juerga…

Usted sabe por experiencia lo que es padecer una resaca: Malestar general que se produce como consecuencia de un consumo excesivo de alcohol. Lo que no termina de entender es por qué a su amigo no le afecta de la misma manera.

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Los expertos aseguran que depende de la capacidad que tiene cada uno para metabolizar el acetaldehído (sustancia 30 veces más tóxica que el etanol) presente en las bebidas alcohólicas. Ciertos grupos étnicos como los japoneses, tienen una capacidad genética reducida para metabolizar esta sustancia a nivel hepático y por este motivo pueden sufrir fuertes resacas tomando cantidades mucho menores de alcohol.

También puede influir el género. Las mujeres la padecen con más intensidad que los hombres, igual que los bebedores más jóvenes o los que consumen alcohol con un patrón de atracones. En el hígado del varón la velocidad de depuración del alcohol es mayor que en la mujer. Por este motivo, las cantidades de alcohol que se consideran «de riesgo» son más bajas en las mujeres que en los hombres.

La genética es otro factor a tener en cuenta, hay personas con una mayor vulnerabilidad hacia el alcoholismo: hijos de personas alcohólicas y sujetos con alto riesgo para una dependencia de alcohol presentan resacas más severas y más frecuentes.

La tendencia a la migraña es otro causante de malas resacas. En un 30% de los pacientes el consumo de alcohol (incluso en pequeñas cantidades) es un desencadenante de migraña.

Los factores externos, también importan. Depende, del tipo de bebida (el ron, el vodka o la ginebra presentan menor resaca); la presencia y tipo de comida en el estómago (mejor alimentos ricos en grasas); el consumo simultáneo de otras sustancias (el cannabis y benzodiacepinas); y factores psicosociales como la situación afectiva, o la ansiedad.

Pero no se deje engañar. En realidad pocos son quienes no padecen resaca, aunque no sea tan fuerte como la suya.

La resaca es un mal inevitable tras el consumo de alcohol. A pesar de ello prevalece la idea generalizada de que beber agua para no deshidratarse durante la noche; tomar bebidas isotónicas o zumos de frutas; e ingerir un analgésico o antiinflamatorio antes de irse a dormir contribuye a paliar los síntomas.

La conclusión es evidente: nada como no pasarse con el consumo de alcohol para evitar la resaca.

(*) Farmacéutica

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