El domingo pasado, paseando los perros por las playas de Gandia, me hicieron la pregunta del millón: -si pudieses votar, ¿a quién votarías?-.
A mí, a este tábano que disfruta picando el lomo de quienes tienen algo que picar.
Yo soy extranjero, residente de larga duración (42 años), no me dejan votar en unas generales.
Detuve la marcha, paramos un instante, dejamos de mojar los pies en el Mediterráneo, tomé conciencia que yo, ese que critica las ideas, las buenas y las malas, que pone verde a los políticos de derechas e izquierdas, de centro, de arriba y de abajo, si tuviese que votar… no sabría a quién darle el voto.
Dicho esto, dicho por mí, no hace falta que explique nada ni aclare el por qué, todos saben que es porque pienso que todos son malos, ninguno será mejor, todo será más de lo mismo aunque cambie el tono y el ritmo, la canción será la misma.
En cada período de elecciones cuento este cuentito que, aunque repita, seguro que habrá nuevos lectores para quienes será una novedad y un motivo de reflexión:
Cierta vez en un país cualquiera muere un candidato a presidente en pleno período electoral.
Una vez en el purgatorio le dicen que por su calidad de candidato tiene el privilegio de elegir si ir al cielo o al infierno, para ello podrá pasar un día y una noche en ambos puntos y luego elegir dónde pasará su eternidad.
Su paso por el cielo es más aburrido que chupar un clavo, angelitos asexuados tocando música clásica con la lira en mano mientras pululaban de nube en nube con cuellos altos sin escote.
El infierno era una orgía en toda regla, bebidas, mujeres liberales, buena música a tope y él allí en medio disfrutando lo que jamás había visto en su vida terrenal.
Sin duda elige el infierno, lo meten en un ascensor hasta el centro de la Tierra, se abren las puertas y aquello era un páramo, lúgubre, triste, lamentable.
Ánimas en pena gimiendo en pantanos de excrementos, caminando descalzos sobre brasas ardiendo, todo era un sufrimiento.
El candidato se da la vuelta y reclama:
– Este no es el infierno donde estuve ayer, allí había fiesta, mujeres fáciles, corría el alcohol y la buena vida, esto es un asco-.
Lucifer lo mira fijamente y dice:
– Ayer estábamos en campaña, hoy ya has votado.
Lo malo de estas elecciones es que gane quien gane, quien seguro va a perder es el pueblo.