¿Quien roba una bicicleta es igual ladrón que el que roba un Ferrari?

Guillermo_Ares_Opinion

Hasta ahora estamos asistiendo a insólitas situaciones creadas por la corrupción que, sin duda alguna, está batiendo todos los cronos conocidos.

Cualquier mañana nos pasaremos la fregona por los ojos leyendo que un alto cargo de a saber qué ministerio es el Capo de un Cartel de la droga europea.

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Mientras, entre el despropósito del caso Pujol y los que aún están calladitos pero llenos de información, me hago una pregunta inocente:

¿Qué pasa con los corruptillos de poca monta?

Esos politiquillos de pequeñas ciudades o pueblos donde no por manejar menos dinero y el poder sea sobre un manojo de vecinos son menos corruptos.

Todos sabemos, sospechamos, la cantidad de favores y comisiones ilegales que presuntamente rondan en nuestras localidades.

Debemos suponer que las comilonas en las que los pequeños poderosos a cargo del ayuntamiento de turno agasajan a pequeños importantes son necesarias para la comunidad ¿o solamente es porque ya que paga el pueblo, comamos que es de todos?

Todos conocemos el o los restaurantes donde se juntan o juntaban siempre presuntamente, los hemos visto y hasta se han puesto de pie para saludarnos con cara de «no te invito porque no pago yo».

Claro que no, pagamos todos las gambas que no comen en sus casas, que tal vez no hayan comido nunca, pero ahora son importantillos y paga el pueblo que para eso le represento.

Sigo con la pregunta: El concejal de Urbanismo de un pueblo de veinte mil habitantes que consigue comisiones ilegales por alguna obra o calificación, ¿es menos corrupto que el que lo hace desde Madrid a nivel nacional?

La respuesta buena es la misma que la mía, no es menos, es lo mismo.

Entonces, ¿por qué todos seguimos viendo por la calle, en los bares y restaurantes o en la gasolinera a esos que tanta corrupción han derrochado por los pequeños pueblos y ciudades de España?

Tal vez la respuesta la encontremos en el mismo escalón de la de los grandes, porque si los acusados abren la boca, la caída será para todos.

Aquel pasaje del libro de los libros de ciencia ficción donde alguien invita a tirar la primera piedra a quien esté libre de culpas, seguramente es la razón.

Estoy seguro que si mandamos un WhatsApp a todo un equipo de gobierno de cualquier ayuntamiento que diga: «todo descubierto, me voy a Cuba», al día siguiente el ayuntamiento estará cerrado por inasistencia.

Conclusión, sólo se habla de los casos gordos, los pequeños quedan impunes, un Ferrari no es lo mismo que una bicicleta.

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