Vicent Ortuño rescata del olvido el nombre y los apellidos de quince pelotaris de Ondara
Que la pelota valenciana era el juego más popular a nuestras tierras no es noticia. Hablamos de cuando todavía no había fútbol y se jugaba en las calles y después en los trinquetes de todo el territorio valenciano. Ahora bien, no se sabía, o al menos no era de conocimiento general, la gran proliferación de jugadores y, además, algunos de ellos con suficientes méritos para figurar con letras muy grandes en la historia de nuestro deporte autóctono, a pesar de que son totalmente desconocidos o se han borrado de la memoria de los forofos. Esto es el que ha descubierto, no con cierta y grata sorpresa, Vicent Ortuño en Pilotaris de Ondara, 1890-1936, una obra publicada por Edicions 96 y original de la Asociación Cultural Ocell dentro de la colección Personajes y Hechos, que se presenta el martes, a las 20 horas, en la Casa de Cultura de Ondara.
Ortuño ha echado mano de la Hemeroteca Municipal de València -y otros archivos- y de las crónicas y los anuncios de las partidas en los periódicos de la época, como por ejemplo El Mercantil Valenciano, Las Provincias, El Pueblo, La Correspondencia de Valencia y la Correspondencia de Alicante, para llevar adelante la sede tarea de investigación. El peso de los jugadores de la Marina era tan determinando que, a menudo, a los anuncios de las partidas no había que poner los nombres de los jugadores. Indicando que eran de la Marina ya era un reclamo suficiente para los forofos.
Cuenta el autor que la tarea hecha le ha permitido sacar a la luz la relación familiar entre Julio de Ondara y Rovellet. Julio era el abuelo de la mujer de Rovellet, “y ni el mismo Rovellet lo sabía. Le sonaba que el yayo de la mujer había sido aficionado a la pelota. Pero cuando le dije que tenía 400 o 500 partidas a Pelayo, se quedó sorprendido”, dice Ortuño. Y descubrir, así mismo, que el recordado Nel de Murla figuraba, en sus inicios, en muchas partidas como jugador de Ondara. El libro está rellenado de anécdotas muy jugosas que paga la pena leer.
La tarea de Ortuño ha estado identificar los jugadores de Ondara y ponerlos nombre y apellidos para tratar de conseguir alguna información de su vida al margen de la pelota. Y lo ha conseguido de lo lindo porque tiene una nómina de quince referencias: Pepet, Tonet, Julio, Antonio Bosch, Font de Ondara, Hilario el Tramusser, Leopoldo, Valero, Vaina, Setembre, Zurdo de Pamis, Biela, Peris de Ondara, Barberet y Telesforo. Y cuatro más no identificados pero sí citados en los papeles: Batistet, Paco, Xiquet de Ondara y Torres. Así los conocían en el mundo de la pelota pero hay que leer el libro si quieren saber más con pelos y señales.
Era tan grande el peso que tenían los jugadores de la Marina que era prácticamente imposible encontrar, en aquellos años, una partida en la cual no participaran. Y hablamos de los trinquetes de más referencia y peso como Pelayo y Juan de Mena de la capital del Turia. Font y Peris eran dos de sus “inquilinos”, en el sentido que formaron parte del plantel de jugadores de Pelayo, es decir, los ficharon y tenían contrato y, por eso, los dos fueron a vivir en València. Ortuño dice que han estado dos de los mejores jugadores de la historia. Font entre 1892 y 1909 y Peris entre 1925 y 1935.
En el caso de Peris, se lo considera, en compañía del Xato de Pedreguer, uno de los mejores mitgers que han existido. Estuvo once años como jugador profesional y su carrera está ligada a Pelayo, el “su” trinquete. Font, por su parte, jugó más de 1.000 partidas entre los trinquetes de Pelayo, Juan de Mena y otros de nuestra geografía, siempre con los mejores jugadores de la época y formando parte de los desafíos entre los trinquetes, muy habituales en aquellos años. En uno de ellos, Font, Julio y Tonet, los tres de Ondara, desafiaban a jugar en la escala y cuerda en el trinquete a todos los jugadores de pelota del mundo, casi nada. Y el mínimo de la travesía era de 1.000 pesetas, una fortuna en aquellos tiempos.
Julio también era uno de los jugadores más asiduos a Pelayo y en el Mena y destacó, sobre todo, en los desafíos entre jugadores de la Marina, por un lado, y de València y l’Horta, de la otra. También participó en alguna de las partidas que la empresa del Jai Alai programó en el recientemente inaugurado frontón.
Font, Peris y Julio son los tres jugadores ondarencs que más sobresalieron. El más recordado era Setembre, seguramente, porque se había quedado en el pueblo y, en menor medida, Biela. Del resto, poca cosa más se sabía y parece que no hubieron existido. Ahora, de la mano de Ortuño y l’Ocell, los quince han renacido, para decirlo de alguna manera. Y todo porque no queda nada de aquello dicho sino de aquello escrito.