Los socialistas urgen poner freno al avance del fascismo en el homenaje a los 49 republicanos fusilados en el cementerio tras el fin de la guerra
Los herederos del silencio hablan. Lo hacen todos los años en el cementerio de Dénia en el mes de noviembre. Allí, los socialistas de la comarca homenajean a quienes perdieron la vida en su lucha por la libertad. Cuarenta y nueve hombres fueron fusilados finalizada ya la guerra civil en una de las paredes del camposanto, donde todavía se aprecian las marcas de las balas que sesgaron sus vidas. Durante décadas, sus familias vivieron con el peso de una culpa que no fue otra que la defensa de la democracia. Roto el silencio, sus nombres se leen en alto y, año tras año, salen a relucir historias de sufrimiento, penurias y miedo. Casi 90 años después, los herederos ideológicos de sus verdugos “se atreven a promover valores antidemocráticos enarbolando la bandera de la libertad”, advertía el vicesecretario del PSOE de Dénia, Vicent Grimalt. En su discurso, como en los demás, hubo dos mensajes claros: dignificar a las víctimas de “un régimen que institucionalizó la violencia y el terror como forma de gobierno” y poner freno a un fascismo en auge que se alimenta de la desmemoria y el populismo.

Representantes de las agrupaciones socialistas de Dénia, Pego y Pedreguer participaron en un acto emotivo en el que los familiares de los fusilados tomaron también la palabra. Ana Sala Caselles, biznieta de Evaristo Caselles, de Pego, remarcó la necesidad de seguir batallando frente a un fascismo que se palpa en el ambiente y de transmitir a los más pequeños la importancia de la democracia, la igualdad y el bien común. Recordó también a su abuelo la nieta de Enrique Fuster, alcalde de Rafelcofer y fusilado en Paterna. Y hubo también palabras para el recuerdo de otro alcalde, el de Pedreguer, Jeremías Andrés, en cuya acta de defunción figura que murió por anemia aguda y heridas de arma de fuego. Su nieta, María Victoria, habló del infierno que vivieron las mujeres e hijos de los represaliados, sin salir de casa, con cuentas bloqueadas, propiedades requisadas y señalados con el dedo. “Sufrieron mucho”, añadía. Todo ello, en silencio y con muchas dificultades para subsistir.




De ese silencio interiorizado, subrayaba la secretaria local del PSOE de Dénia, Maria Josep Ripoll, se nutrió el monstruo del fascismo durante décadas. Un monstruo que reivindica un pasado disfrazado de rebeldía. “Están intentando convencer a nuestros jóvenes de que el odio es tolerable, de que perseguir la inmigración, insultar al colectivo LGTB, negar la violencia machista o decirnos ‘rojos’ es admisible”, indicaba, “y no lo es”. “No sois rebeldes, solo sois mala gente”, añadía.




La secretaria de la agrupación de Pedreguer, Celia Mas, destacó por su parte que “la memoria es herramienta del presente y garantía de futuro”, mientras que Ana Llopis, secretaria de memoria democrática de los socialistas de la comarca, advirtió que la democracia puede perderse “si no la defendemos con convicción y coraje”.








El homenaje se cerró con la ofrenda de flores sobe la tumba donde yacen los restos de algunos de los fusilados por el franquismo.










