Onicomicosis (Hongos en las uñas)

EVA PÉREZ OLTRA (*)

La Onicomicosis se define como una infección fúngica de la uña que produce su decoloración, engrosamiento y deformidad. Puede parecer una enfermedad  de poca importancia clínica, sin embargo puede estar avisándonos de posibles enfermedades subyacentes o de enfermedades conocidas pero mal controladas (Por Ej. Diabetes mellitus). La Onicomicosis suele ser asintomática, la mayoría de los pacientes consulta al podólogo debido a la alteración estética que la infección produce. No obstante, en los estados más avanzados de la infección, puede producirse una alteración en la marcha por cambios en el apoyo y dolor espontáneo inducido por el roce con el calzado o asociado a la deambulación o al ejercicio.
Según el compromiso ungueal encontramos 4 subtipos de Onicomicosis:
– Distal subungueal: Es la afectación más frecuente, comienza como una mácula blanquecina o amarillenta en el borde libre de la uña pudiendo extenderse hasta la zona proximal.
– Proximal subungueal: Al igual que en la variedad anterior, comienza como una mácula blanquecina o amarillenta pero en el eponiquio (nacimiento de la uña) y se extiende por toda la placa ungueal pudiendo llegar a la zona distal.
– Blanca superficial: Es exclusiva de las uñas de los pies y afecta a la cara dorsal de la placa ungueal sin comprometer a la tabla intermedia y profunda de la uña.
– Distrófica: Se considera la fase final de la Onicomicosis subungueal distal, afecta a toda la placa ungueal produciendo su engrosamiento y deformidad.
 Existen varios factores de riesgo que pueden favorecer la aparición de los hongos como: edad avanzada, genética, historia familiar, pobre estado general de salud, traumatismos ungueales frecuentes, contacto ambiental con patógenos, climas húmedos y cálidos, piscinas o duchas públicas, ropa o zapatos apretados, inmunosupresión (SIDA) o alteración del sistema inmune por quimioterapia, trasplantes de órganos y uso de antibióticos de amplio espectro.
Diagnóstico:
En algunos casos es suficiente realizar una observación directa de la lesión para confirmar el diagnóstico, pero en otros, es necesario realizar un cultivo o un examen directo al microscopio.
Tratamiento:
Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas asociados, sobre todo dolor, erradicar el hongo y en lo posible, restablecer la anatomía de la uña.
Fundamentalmente hay dos tipos de tratamiento (muchas veces se utilizan combinados):
– Tratamiento tópico (aplicado directamente sobre la uña): Se trata de  lacas o pomadas como el ciclopirox 8% laca o Bifonazol 1% pomada que se aplican sobre la superficie de la uña. Requieren una gran dedicación, constancia y concienciación ya que suelen ser tratamientos de larga duración (varios meses). Suelen ser suficientes para tratar las infecciones superficiales y cuando la afectación de la uña no es muy extensa.
– Tratamiento sistémico: Tomado por vía oral como Terbinafina, Griseofulvina, etc. Su eficacia es mayor. La duración del tratamiento también suele ser prolongado y está indicado cuando la matriz ungueal está afectada.
Cuando estos tratamientos no son eficaces se puede llegar a realizar la extirpación total de la uña mediante métodos quirúrgicos o químicos.

(*) Podóloga. Clínica Kines. Dénia.

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