Verónica Monsonís (*)
Las emociones acompañan cada momento de nuestra vida. Nuestra historia personal está unida a sentimientos emocionales: lo bien que lo pasábamos cuando éramos pequeños, el primer día de universidad, nuestro primer beso… Nuestra forma de actuar estará determinada por la emoción que nos acompañe en cada momento…
Durante la Navidad, las emociones cobran más intensidad, solemos decir que «tenemos los sentimientos a flor de piel»… Seamos creyentes o no, afloran nuestros recuerdos: anhelos, pérdidas familiares, infancia, etc.
Si tenemos pareja, en muchas ocasiones surgen más disputas y discusiones, pues llega el momento de decidir cuándo se dan los regalos, donde comemos o cenamos, el qué, quien cuida a los niños o donde los dejo si trabajo, la compra de regalos… Normalmente lo que en principio «debería» ser vivido con ilusión, nos va sobrecargando, y esos preparativos o decisiones navideñas van afectando a nuestra relación de pareja, familia…
Es inevitable que tengamos obligaciones, pero somos nosotros mismos quienes decidimos si hacerlas o no. Una vez más, nuestra actitud y la manera en que afrontamos nuestra realidad (esas obligaciones), determinarán como asumo las cosas y mi relación con los demás.
Desde el punto de vista psicológico, ser conscientes de lo que queremos o no hacer, de con qué queremos o no cumplir, y decidirlo nosotros mismos (no impuesto por nuestra familia o la sociedad) hará que «lo que yo quiero y deseo» no entre en conflicto. Por ejemplo, para nosotros puede resultar una obligación ir a comer fuera de casa el día de Navidad con la familia de nuestra pareja y desear «escabullirte»… Pero si entendemos que para ésta puede ser un momento especial y que en realidad al fin y al cabo se trata de disfrutar del presente en ese momento de familia, posiblemente no solo acepte ir, sino que mi actitud llegado el momento será mucho más agradable y positiva.
Recordad que la queja continuada sobre lo que no nos gusta, nos impide disfrutar del presente, de nuestra familia, amigos, en definitiva, de nuestro día a día.
«Dedícale más tiempo a lo que realmente te hace feliz. No hay tiempo para el pasado cuando el futuro tiene mejores oportunidades».
¡Felices fiestas!
(*) Psicóloga. Master en Psicología Clínica. Experta en Atención Temprana.