El 2 de febrero es el Día Mundial de los Humedales. Se entiende como tal cualquier superficie terrestre inundada por agua, es decir, lagos, lagunas, manglares, albuferas, deltas de río, etc. Y los hay muy conocidos, como el Parque Nacional de Tablas de Daimiel, el Parque Nacional de Doñana y, más cerca de casa, el Parque Natural de El Hondo, la Albufera de Valencia o Las Salinas de Santa Pola, por citar algunos ejemplos.
En la Marina Alta tenemos el Parque Natural de la Marjal Pego-Oliva y las Salinas de Calp. En esta última localidad han celebrado el 2 de febrero con una ruta interpretativa por Las Salinas, una masa de agua salada de 41,80 hectáreas de superficie situada a escasos metros del Parque Natural del Peñón de Ifach. Hay una senda marcada, de unos 2,3 kilómetros de distancia, y tres miradores que permiten descubrir los tesoros de esta peculiar laguna. Un itinerario de dificultad baja y que puedes completar con la familia en poco más de 45 minutos.
Hace dos millones de años, esta laguna era una bahía abierta al mar. El Peñón de Ifach era una isla que la protegía de vientos y corrientes marinas. Esto facilitó la lenta acumulación de arena que acabaría por cerrar la bahía y convertirla en laguna. El primer documento escrito que habla de Las Salinas se remonta a mediados del siglo XIII.
La sal era muy importante para la conservación de alimentos cuando no existían los frigoríficos. Por eso transformaron la laguna en salinas, y lo cierto es que se convirtió en una industria estratégica. Su explotación se extendió desde la época romana hasta 1988. Esta larga vida posibilitó su conservación mientras que otras salinas fueron desecadas para combatir la malaria y para cultivar las tierras. La aportación de agua marina se realizaba artificialmente para producir sal y, en la actualidad, se mantiene el sistema gracias a una bomba que impulsa agua desde el mar.
No es solo un humedal sino un enclave singular con presentes valores culturales y sociales, además de los naturales. Basta con decir que se han registrado hasta 173 especies de aves, que se dice pronto. Las hay que son residentes, como el flamenco común, la cigüeñuela o el tarro blanco. Otras son invernantes, como la garza real y el cormorán grande, y las hay en paso migratorio, como el archibebe común y la lavandera boyera. Sin olvidar la población de gaviotas de distintas clases, de audoin, patiamarilla y la reidora. Y lo curioso es que cambian sus plumas de una temporada del año a otra, de gris en invierno a blancas en verano.
No solo las aves tienen protagonismo en Las Salinas ya que la vegetación también tiene su importancia en un entorno salino, es decir, adaptada al medio. La mayor parte está dominada por matorral de porte elevado con lentisco, palmito y sabina negral, entre el que crecen plantas aromáticas como el romero, el tomillo y la lavanda. También podemos ver pinos, fruto de antiguas repoblaciones.
El clima de la Tierra está cambiando y los humedales son la clave para hacer frente al cambio climático, ya que desempeñan un papel importante en la estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero y en la reducción de los efectos del cambio climático. Todo ello sin olvidar que protegen las costas, reducen las inundaciones y alivian las sequías y absorben y almacenan carbono de forma natural. Los humedales son los sumideros de carbono más eficaces de la Tierra, así de claro.