¿Manos frías?

INÉS ROIG (*)

Esos dedos entumecidos, esas manos heladas pese a tener el resto del cuerpo bien abrigado, algún que otro sabañón… La sangre posee mayor dificultad para llegar a las manos al estar en los extremos, por eso se enfrían más. Las bajas temperaturas provocan que los vasos sanguíneos se cierren, propiciando que disminuya la circulación.

Las personas poseemos un sistema de defensa del frío mixto, compuesto tanto por la grasa como por el pelo. Al lavarnos mucho las manos, perdemos dicha grasa, y si no nos protegemos, pueden llegar a doler de puro frío. Como dicho sistema mixto no es suficiente, se necesitan medidas de protección externas. No valen fuentes de calor, porque dan lugar a una excesiva calentura y doloroso enrojecimiento de la zona. Las más propensas a tener las manos frías son las mujeres delgadas, al no tener, por lo general, tanta grasa.

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Se recomienda seguir una serie de consejos para prevenir y combatir las manos frías.

1. Para empezar, no olvidar los guantes.

Se trata de la medida más obvia. Debe ponérselos antes de salir de casa con las manos calientes, ya que si están frías, tardarán más en entrar en calor.

2. Usar crema de manos.

Hace que disminuya el umbral del dolor, pues a más grasa, mejor protección. Se recomienda que no sean muy líquidas, pueden aplicarse incluso antes de los guantes, reduciéndose a la mitad la sensación de frío.

3. Evite fumar.

El tabaco es malo para la sensación de frío, al empeorar la circulación periférica, se dificulta el riego sanguíneo y se provoca un descenso de la temperatura al haber menos sangre caliente.

4. Dé un cálido abrazo.

El contacto con el cuerpo es la mejor forma de tener calor. Muchos pacientes se abrazan o ponen sus manos bajo los brazos para estar más calientes que el ambiente, proporcionándoles calidez durante un rato. Otra forma de entrar en calor es mover todos los dedos y las muñecas para mantener la circulación de la sangre.

5. Agua tibia, no caliente.

Para subir la temperatura de las manos, pocas cosas resultan tan eficaces como sumergirlas en agua tibia. Hay que tener cuidado puesto que con la pérdida de sensibilidad en las manos gracias al frío se corre el riesgo de quemadura si no se calcula bien la temperatura del agua.

6. Evitar la cervecita de la tarde.

Aunque se tiene la idea de que el alcohol da calor, lo cierto es que es una sensación pasajera con el agravante de que a continuación facilita la vasoconstricción de las arterias. Misma problemática que el café o incluso el estrés, también asociados al frío aunque. Así, entre una copa de vino y un té caliente, opte por lo segundo. Sus manos lo celebrarán.

(*) Farmacéutica

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