Los políticos saben mucho, el pueblo es idiota

Guillermo_Ares_Opinion

Año nuevo, todo igual, después de depurar a las manzanas podridas, quedan nuevos aires que gracias a Podemos están revueltos porque tiembla el bipartidismo.

El discurso de todos se apoya en la vieja técnica del ventilador, durante el último mes del año pasado y los primeros días del nuevo, sólo se oye descalificar al otro, el ya arraigado «tú más».

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El mejor de los programas habla de lo mal que se ha hecho todo por parte del otro sin decir ni una sola palabra de cómo se pretende arreglar, si es que tiene arreglo.

Claro está que nadie tendrá el valor de decir que las cosas no se arreglarán en mucho tiempo por muy bueno que parezca su programa.

Lo grave de esta situación es que tanto los experimentados partidos que ya conocen qué es gobernar como los jovencísimos universitarios teóricos que juegan ilusos a la gran política del gran cambio, están usando la misma estrategia, tratar al pueblo como si fuese la mayor masa de idiotas conocida hasta ahora.

Sí, es seguro que ellos idiotas no son, demasiado listos hablan mucho, no dicen nada serio en la seguridad de poder ganar votos de esa forma, lo malo es que si así lo hacen es porque están convencidos de ir por el buen camino.

Conclusión: al idiota del pueblo se le atrae desparramando basuras del contrario sin que haga falta argumentar nada más.

Así las cosas, el poder del poder manejado por el dinero y los más bajos complejos de inferioridad revelados por el de superioridad, hace que los mismos de siempre sean la opción para las próximas elecciones.

Podemos, en los barrios y pequeñas poblaciones no son un grupo de universitarios mejor o peor formados, son los mismos de siempre que no pudieron desarrollar sus ideas desde otras siglas, probarán desde Podemos en un intento de romper los vicios de sus ayuntamientos manejados por amiguismos y empresarios locales que controlan ese poder del poder a base de influencias y dinero.

Si son tan listos como para tejer esas tramas, es posible que no estén tan equivocados al unirse en las estrategias electorales tratando al pueblo como ciudadano de segunda categoría.

Si nadie demuestra lo contrario, pronto tendremos más de lo mismo.

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