El parlamentario remarca que su prioridad es dignificar las condiciones de la clase trabajadora
Domingo 25 por la mañana. Alrededor de las 9.30 horas unos jóvenes almuerzan en la terraza de un bar de la calle La Via. En sus conversaciones, no hablan de las acciones que van a realizar después para arremeter verbalmente contra el político independentista Gabriel Rufián. Cuando acaban los bocadillos, y de forma discreta, van tomando posiciones cerca del Centro Social de Dénia, donde se va a celebrar la presentación del último libro de Rufián. Incluso pasan dos veces por delante del edificio, cuando en ese momento en la calle aún hay poca gente.
A medida que se acerca la hora del inicio del acto de Esquerra Republicana de Catalunya, los jóvenes toman posiciones y despliegan varias banderas, entre las que destacan las de Falange Española de las JONS y algunas preconstitucionales. Entre los participantes en la protesta hay miembros de esta formación política. Todo ello transcurre en presencia de un fuerte dispositivo policial.
Poco antes de las 10.30 h., Rufián y sus acompañantes se acercan a pie al Centro Social y los jóvenes empiezan los insultos hacia el parlamentario de ERC y realizan el típico saludo fascista, con la palma derecha levantada. Agentes de la Policía Nacional impiden que los participantes de la protesta se acerquen a los representantes del partido republicana. Y Rufián se para en seco, mira a los jóvenes y les devuelve el saludo, pero en su caso con el puño en alto. Lo repetirá desde la puerta de entrada del Centro Social.
En sus primeras declaraciones a los periodistas, Rufián recuerda que trabaja en Madrid y que ha vivido situaciones peores, añadiendo que “el fascismo está más envalentonado que nunca”. Según explica, con “52 diputados que los representan y que defienden ideas terribles, como negar que a las mujeres las asesinan por decenas cada año”.
Pese a que la situación ha sido algo tensa, el acto de presentación del libro El 15 M facha, publicado el año pasado, se desarrolló con total normalidad. Rufián fue recibido en el auditorio con grandes aplausos del público y durante su intervención hace algunas alusiones a lo ocurrido en el exterior. En su discurso, evita hablar sobre la causa independista y señala que no hay libertad sino se aumentan las condiciones de vida de la clase trabajadora. Por eso no entiende que discursos como el de Vox cuelen entre los trabajadores y que “haya gente cabreada conmigo, que estoy a favor de la subida del Salario Mínimo Interprofesional, y vote a favor de quien lo quiere bajar”.
Tras la presentación, Rufián firmó libros en el hall.