Verónica Monsonís (*)
En nuestra sociedad, estamos acostumbrados a recurrir a los fármacos siempre que tenemos algún malestar físico como un dolor de cabeza, cuando nos notamos cansados o, incluso, para prevenir posibles dolores. Es evidente que ante reacciones desconocidas como por ejemplo las producidas por un problema de ansiedad (taquicardia, temblores, sudor, calor…) nos vamos a sentir desorientados, pensando que realmente algo terrible nos va a ocurrir. Es entonces cuando ponemos empeño en que nuestro médico nos recete lo necesario para disminuir esa reacción de nuestro cuerpo que nos hace sentir mal.
Pero, ¿realmente es bueno tomar fármacos?, ¿deberías acudir al médico o al psicólogo? En primer lugar se puede decir que los fármacos alivian el malestar, y en ese sentido funcionan, pero no te enseñan la forma de enfrentarte y solucionar tu problema. Una terapia psicológica puede desarrollarse aunque tomes medicación. Y el psicólogo hará que aprendas las estrategias necesarias para que llegues a controlar y dominar tu vida sin medicarte.
Por otra parte ¿sabrías cuando acudir a un psicólogo? ¿Te has planteado alguna vez que pensamientos, emociones o acciones son los desencadenantes de que puedas estar ante un problema emocional?
A continuación te presento una serie de situaciones que pueden guiarte a buscar una solución cuando te sea necesario:
– Cuando existe «dolor emocional», en forma de emociones negativas intensas como: depresión, miedo, pánico, cólera, desesperanza…
– Cuando se vea afectada una o varias áreas de tu vida: relación con pareja/familia, diversiones, trabajo, descanso, alimentación, proyectos, calidad de vida, salud…
– Cuando una persona significativa en tu vida (familiar, amigo) se ve afectada por el problema y/o apunta la necesidad de buscar una solución.
– Cuando otros especialistas (médicos, abogados…) nos aconsejan la necesidad de buscar tratamiento psicológico.
– Cuando después de seguir un tratamiento psicofarmacológico, los resultados no son todo lo satisfactorio que deseas.
Con sólo una de estas razones puedes decidir acudir al psicólogo. El evaluará y concluirá si, efectivamente, puede ayudarte.
(*) Psicóloga. Master en Psicología Clínica. Experta en Atención Temprana.