Esta semana se dio publicidad a la carta abierta de una científico española a Rajoy.
En ella saca a la luz pública que vino desde Estados Unidos de América, dejando su trabajo, apostando por una plaza de las que se ofrecían en el Boletín Oficial del Estado para la recuperación de científicos en España. 
Según datos que se dieron en una entrevista a esta mujer, las posibles plazas que el BOE mencionaba, no existen, los recortes en investigación han sido de tal calibre que donde había 600 puestos de trabajo para científicos ahora sólo hay 3 y obviamente ocupados a saber por quiénes.
El caso es que los pocos científicos de alta gama que hay en España, están fuera o buscando el modo de irse.
La de la carta, se va en enero nada menos que a la NASA, porque lo que España no quiere no es solamente emigrantes sin recursos, tampoco quiere cerebros que piensen y compliquen la cosa.
Mi buen amigo Fernando está a la búsqueda de una forma de gobierno alternativa, realmente democrática donde de verdad se gobierne para el ciudadano.
Ayer me confesó que comprendió que es imposible, imposible con nuestra indiosingracia, imposible mientras el ser humano no cambie su obsesión por tener más aunque no sirva para nada.
Democracias donde no se puede hablar o escribir lo que uno piensa por si desde el poder aprietan a quienes deben recibir apoyos oficiales y se toman represalias encubiertas de recortes, no son democracias.
Democracias donde quienes gobiernan no hacen lo que prometieron en sus programas electorales, no son democracias.
Democracias donde se permiten prevaricaciones y lo que es peor, donde hay cómplices con su silencio por temor a perder su puesto de trabajo, no son democracias.
Todos sabemos qué deberían hacer quienes gobiernan, todos sabemos que no lo hacen, unos sabemos por qué y otros no lo comprenden, pero todos callamos, que es lo que ellos quieren y necesitan.
