Libros olvidados con mucho que contar

La Biblioteca Municipal de El Poble Nou de Benitachell invita a los recién nacidos a hacerse socio

DÍDAC VENGUT

El político y escritor inglés Joseph Addison decía que “leer es para la mente aquello que el ejercicio físico es para el cuerpo”. De hecho, según afirman diferentes estudios, leer promueve el funcionamiento saludable del cerebro. Mejora la inteligencia emocional y aumenta la empatía y, además, beneficia las relaciones sociales porque acontecen más sólidas y positivas. A buen seguro que muchos padres y madres han involucrado sus hijos en el hábito de la lectura gracias a los programas de animación que llevan a cabo las bibliotecas públicas. En la del Benitachell lo tienen muy claro y, de hecho, invitan cada año los neonatos a hacerse socio y sacarse el carné de lector. Lola Bolufer, la bibliotecaria, dice que “tenemos el Pequeño Club desde el año 2014 y disponemos de un lugar para acoger los pequeños desde los 0 años. Bien es verdad que funciona muy bien y los padres también se hacen socios”. Gracias a esta propuesta, la biblioteca poblera gana siete u ocho socios cada año.

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Leer no tiene edad, esto está más que claro. Cuando entras a la biblioteca de Benitachell ves a un lado un cajón de madera lleno de libros. Es el rincón de los “libros olvidados”, es decir, aquellos que hace tiempo que esperan ser descubiertos. Son libros que nunca han tenido la suerte de llegar a manos de un lector “a pesar de que tienen mucho que decir y quizás tengan algo especial a ofrecer”, comenta Bolufer. Hace unos días, cuando hablé con ella, había títulos como por ejemplo Los valencianos, desde cuando somos valencianos?, de Vicent Baidal; Ya tengo treinta, de Jordi Silva; O rey o nada, de Llorenç Capdevila, para citar tres ejemplos. “Se trata, cuando menos”, continúa Lola, “de darles una oportunidad porque todos los libros pueden sorprendernos con alguna historia increíble. No hace falta más que descubrirlos”.

Otra propuesta para fomentar la lectura y acercar la cultura en la población es La Biblioteca a Casa. Es un servicio gratuito para todos aquellos que no pueden desplazarse a coger libros en préstamo. La mayoría de usuarios son gente mayor de 65 años pero también hay de más jóvenes que tienen movilidad reducida, temporal o permanente. No hace falta más que tener el carné de la biblioteca y solicitar el alta del servicio por teléfono o por correo electrónico, medios que se aprovechan también para pedir el préstamo. Los días de reparto y recogida son los martes, de 10 a 12 horas, previamente acordado con el usuario. Se pueden coger dos libros, de los cuales uno solo podrá ser novedad.

Además, se trabaja también en la adquisición de libros de lectura fácil, frases cortas y de letra grande para que la gente mayor tenga más facilidades. Se pueden leer, incluso, clásicos como El Lazarillo de Tormes o Don Quijote.

LEER: UN JUEGO MÁS

No es menester esperar que los niños sepan leer o escribir. A estas alturas hay muchas formas de introducirlos en la lectura de una manera más fácil y, de hecho, las editoriales adaptan muchos libros para los más pequeños de la casa. Durante los primeros años de vida, un niño adquiere una gran información que la ayuda a desarrollarse y adaptarse a su entorno. Dicen los entendidos que con la lectura de un libro los despiertes su curiosidad, amplías sus conocimientos y estimulas su imaginación. “Es importante”, subraya Bolufer, “que lo vean como una cosa natural y no como una obligación. No hay que esperar que lo manden desde la escuela”. Hay libros adaptados segundos la edad como, por ejemplo, los blanets o de tela para los bebés de hasta 6 meses, con grandes ilustraciones y colores vistosos con los cuales puedes practicar con tus hijos las primeras palabras.

La Biblioteca Municipal del Benitachell tiene su propia mascota ideada del jefe del alumnado de Primaria del colegio Santa Maria Magdalena. Todos los años se convoca un concurso de dibujo y un jurado elige las tres mejores propuestas. La ganadora toma vida en forma de peluche que coge el nombre que le ha puesto el niño o la niña. Ya hay muchas como por ejemplo Moy, Terry, Flexi, Erin, etc., hasta once. “Se un momento muy especial”, cuenta la bibliotecaria, “porque reunimos la os participantes pero no les decimos quién ha ganado. Cuando ven su dibujo convertido en un peluche, paga la pena ver su cara de alegría y de entusiasmo. Un momento único, y tanto”.

Leer, por lo tanto, es un juego más. Pero conviene ir poco a poco y escoger libros con temas que los diviertan. Y todo para que la lectura acontezca un hábito, una costumbre, y que no todo sea la tele, los videojuegos y el resto de herramientas de la modernidad.

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