Las ventajas del sexo después de los 50

INÉS ROIG (*)

Además de los síntomas fisiológicos que experimenta el cuerpo de cualquier mujer cuando ronda los 50, y que cada una siente antes o después, con mayor o menor intensidad existe otra batalla, que es la de encajar todos los estereotipos, que la sociedad todavía guarda para este momento de la vida femenina. No solo perderemos nuestras hormonas, sex appeal, libido, secreciones vaginales, capacidad para dormir la noche de un tirón y sensibilidad al frío, sino que nos convertiremos en seres irritables, malignos y mentalmente inestables. Sin contar con que determinadas enfermedades, como el cáncer de mama o la depresión, penderán sobre nuestras cabezas como espadas de Damocles, para conseguir convertir nuestra existencia en un infierno en vida.

Pero no todas las mujeres que llegan a esta edad se conforman con este panorama tan desolador, y la prueba de que vivimos todavía en una sociedad machista, es el hecho de que a aquellas que pretenden seguir disfrutando de la vida y el sexo tras su última regla -como hacen los hombres hasta que su cuerpo se lo permita y además con el adjetivo de «interesantes», se les pone el apodo de menopaúsicas rebeldes.

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Las hormonas androgénicas (como la testosterona) disminuyen en total, pero su porcentaje en relación a los estrógenos/progesterona aumenta apreciablemente, por lo que la mujer, por primera vez en su vida, tiene la cantidad de testosterona adecuada para actuar como líder de forma natural. Las emociones poco «femeninas» que aparecen en esta etapa, no son sino las que los hombres tienen toda su vida. Pero es normal que si alguien ha cuidado siempre a los hijos, ha lavado cada día los platos, ha dejado que el otro tome la iniciativa entre las sábanas y, además, lo ha hecho todo con una sonrisa; si, de repente, intenta cambiar las reglas hacia un modelo más democrático, sea tachado de rebelde e, inmediatamente, se busque una cura farmacológica para sofocar este levantamiento.

Una sexualidad diferente, para muchas, mejor tras pasar una difícil época de ajuste con los cambios fisiológicos y hormonales que experimentaba su cuerpo.

Hay varias razones por las que el sexo puede ser mejor en este periodo. Entre ellas: el camino se vuelve tan importante como la meta, se pierde el miedo atávico a aquedarse embarazada, se aprende a «trabajar» incluso con pequeñas distracciones, se abandona el afán de ser y estar perfecta y una, puede que porque dispone ya de menos tiempo, va directamente al grano y pide lo que le gusta.

Hay que proponerse pasar a la historia como menopaúsica rebelde y seguir manteniendo una sana actividad de cintura para abajo. Aunque eso beneficie a la industria de los lubricantes e hidratantes de la susodicha parte.

(*) Farmacéutica

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