La vida laboral de Jávea entre 1871 y 1880 (IV)

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Vamos a hablar de los carabineros De las observaciones de cómo se puso en marcha el registro civil he de decir lo siguiente: las primeras inscripciones lo son en 1871. Pues bien, los cuatro primeros años parece que las personas no son proclives a acudir al Registro Civil para notificar uno de estos eventos, al menos en nacimientos y matrimonios, si bien en las defunciones sí que acudían los familiares, seguramente por necesitar un permiso del juzgado para el enterramiento. No obstante los carabineros y los guardias civiles sí que lo hacen, pues su sentido del deber y de la obediencia a las leyes así como su condición de funcionarios parecía como que estaban obligados a manifestar el acontecimiento.

El cuerpo de carabineros había sido creado en 1829 con la misión de vigilar costas y fronteras reprimiendo el fraude y el contrabando. Su lema era moralidad, lealtad, valor y disciplina. En 1842 se organiza el Cuerpo de Carabineros del Reino y los que acudían al juzgado se presentaban en muchas ocasiones como Carabineros de la 4ª Compañía de la Comandancia de Alicante. Pues bien, los que estaban en Jávea vivían concentrados en ciertos ‘puntos’ como ahora veremos. Y posiblemente uno de los carabineros, obedeciendo las órdenes del superior, sería quien fuera a dar parte del suceso al juzgado, fundamentalmente en los casos de nacimiento y de defunción prestándose a ello voluntariamente para hacer un favor al padre que deseaba estar con la esposa en esos momentos y que según la zona estaban más lejos de la villa o menos. Al ser éste un cuerpo nacional es lógico ver que en ocasiones los apellidos no son los de este entorno geográfico sino que trascienden fronteras.

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Vamos a ir primero por los puntos con mayor cantidad de carabineros como es el de Duanes de la Mar que además ejercían la vigilancia del puerto y costa contigua: Uno de los que en más ocasiones se presentó ante el juzgado fue Vicente Pérez Fuster seguido de Peregrín Huertas (que procedía de Murviedro), Antonio Rodríguez, Francisco Sogorb (de Santa Pola), Francisco Ortolá, José Castelló, José Cardona Ferrer (de Benidorm), José Crespo y Miguel Soler.

Otros puntos de la costa eran: Ambolo (Antonio Gil); La Granadella (Francisco Castell. José Samper y Vicente Such) El Portichol ( José Giménez, José Castelló, José Vicedo, Miguel Ferrandis, Francisco Casans y Carlos Crespo). En estas relaciones podemos encontrar a un carabinero en dos sitios aunque en fechas diferentes dada la movilidad del cuerpo.

La Plana de San Jerónimo (Claudio Ruz, Manuel Cabrera y Pedro Cholbi); el punto del Cherro (Juan Catalá, Francisco Hurtado, Miguel Cardona y Manuel Estévez). La presencia de estas personas, con sus familias posiblemente, en aquellos tiempos hizo que en el entorno del llamado ‘punto’ surgieran núcleos poblacionales que luego fueron aumentando su población hasta dar lugar a caseríos.

En la villa los carabineros vivían mayoritariamente en las calles de San Ignacio, San Cristóbal y Santo Domingo.

En una población mayoritariamente rural y agrícola, la presencia de un cuerpo militar uniformado no con el color verde actual de la guardia civil, sino con el color azul oscuro con cuello, vivos, vueltas y bocamangas en grana aunque para las capotas y sobretodos que constituían la prenda de abrigo para servicios en despoblados se empleó el verde para moverse el militar por los campos y montes con mayor discreción. Decíamos que la presencia de este cuerpo y la juventud de estos militares que llegaban de otras tierras, debieron ser un elemento de deseo para el bello sexo, como se decía en la época y seguro que alguno de ellos arraigó en estos lares, porque además en épocas de incertidumbre y crisis latente, estos funcionario traían la regularidad de unos emolumentos seguros, lo que constituía un atractivo más para las mozas casaderas.

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