Quico Llopis, de Benissa, gana el premio Bernat Capó de investigación y difusión de la cultura popular
El Castell de Alaquàs fue el escenario, hace unos días, de la entrega del Premio Bernat Capó de investigación y difusión de la cultura popular que promueve el Museo Valenciano de Etnología de la Diputación de València, el Instituto de Estudios Comarcales de l’Horta Sur y el Ayuntamiento de Alaquàs. La convocatoria lleva el nombre de un insigne escritor y periodista de Benissa y el galardón de 2025 corresponde a un joven del mismo pueblo, Quico Llopis, por el trabajo titulado Gent de Carro. El premio está valorado en 6.000 euros y supone la publicación del texto por la Editorial Bullent -que verá la luz en abril de 2026-, así como la entrega de una estatua hecha por el artista valenciano Artur Heras.
Gent de Carro es, cuando menos, un proyecto de dignificación de los labradores y la cultura del caballo agrícola valenciano. Y todo porque la cultura popular, aquella que Bernat Capó tanto estimó y estudiar, parece que necesita ser explicada y difundida, y más en los tiempos que corren y como de rápido cambia el mundo. Pero las cosas del pueblo, las maneras de hacer y de sentir de la gente de “la terreta” nos arraigan y nos dan identidad y seguridad. Esa es la sensación que te queda cuando hablas con Quico Llopis, un joven que sabe muy bien por donde pisa. “Las cosas antiguas no tienen porque ser viejas y, de hecho, todavía tienen utilidad a estas alturas”, dice con seguridad y convencido al 100%.
La buena cuestión es que esto de escribir libros, hacer exposiciones, documentales, charlas y otras cosas no es fruto de la casualidad sino, más bien, de la causalidad. Y todo porque Llopis vive la vida que quiere vivir y esto es todo un privilegio. Lo ha mamado desde muy pequeño y lo lleva en el ADN gracias a la herencia transmitida de los antepasados. De hecho, la Cuadra Llopis -Ivars “Benavent”, como se la conoce en el mundo del carro, situada en el campo, a la partida de Bellita, es un proyecto de vida familiar que Quico comparte con el padre, la madre y las dos hermanas. No hace falta nada más que leer unas letras extraídas de su página de facebook a raíz de la entrega del premio Bernat Capó: “el honor no es ego ni fama. No es aplauso ni estatus. El honor es mirarte a ti mismo y saber que eres la persona que querías ser. Y que, aunque has pasado males y buenos momentos, has mantenido la dignidad”.
IDIOSINCRASIA VALENCIANA
Esto del carro, como se ha mencionado antes, lo lleva en la sangre y lo vive intensamente. Llopis tiene mucha información sobre el tema y se ha volcado en un libro que llena un vacío y crea un marco conceptual para futuras generaciones. En tierras catalanas sí hay una obra de referencia, Guarnimientos y carruajes en Cataluña, de Josep Fabré y Nin, y había que tener una parecida para nuestro territorio. “Se trata de una cultura de transmisión oral que se pierde”, dice el de Benissa. “La cosa era”, continúa, “aglutinarlo todo pero no era posible porque había un número determinado de páginas”. La idea era hablar de oficios, guarnimientos, carros y de las prácticas tradicionales de cultivo. “Pero se ha llegado donde se ha podido”, dice, a pesar de que, a la vez, confiesa que ya tiene en mente más proyectos de cara al 2026.

A modo de ejemplo, en el apartado de los guarnimientos explica las partes que tiene cada pieza, porque sirve y cómo se engancha. Además, dedica un apartado a los carros típicos que circulaban en las tierras valencianas porque, de hecho, cada oficio tenía uno concreto. Y trata también las herramientas de secano y de la huerta y hace una mención especial a la Vuelta en Carro, que ideó Miquel Crespo, Catxapí, allá por el año 1986, y al tiro y arrastre. “Hoy en día”, comenta Llopis, “los carros todavía transitan por la carretera y hay afición gracias a estas dos prácticas”.
Quico piensa que hay una carencia de conciencia de identidad en cuanto a la preservación de la cultura del carro. Ahora, con su libro, busca guardar un fragmento de la idiosincrasia valenciana y la vinculación especial entre las clases populares y los caballos, en un relato evolutivo de todo el mundo del caballo agrícola valenciano hasta nuestros días justificado con fotos y entrevistas.
Palabras, herramientas de campo y objetos que ya no son de uso cotidiano corrían el riesgo evidente de perderse. “Todo esto es una lástima porque forman parte de nuestra cultura. Ahora todo quedará como marco conceptual por si alguien necesita información”, concluye Llopis. ¿Saben qué son los morralets? ¿Y que los caballos llevaban a las patas unos peúcos que eran neumáticos cortados para que no resbalaran? ¿Y de forcats, xarugues y otros aparatos empleados por los arrieros? Todo esto y más está escrito para siempre en Gent de Carro, que será presentado a la Feria del Libro de València del año que viene. No hace falta más que esperar unos meses para tenerlo en las manos y leerlo.







