La pescadora vuelve a casa

El programa de reintroducción del águila empieza a dar sus frutos

Un ejemplar criado en el marjal de Pego-Oliva regresa dos años después al territorio que la vio crecer

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En el año 2023 llegaron al marjal de Pego-Oliva cinco ejemplares de águila pescadora, una especie amenazada en el Mediterráneo y que dejó de criar en los acantilados de la Marina Alta a finales de los años 70 del siglo pasado. Esta misma semana, uno de aquellos polluelos que se crio en la Muntanyeta Verda de Pego ha regresado al territorio sobre el que realizó los primeros vuelos. Su presencia se entiende como un signo de que el programa de reintroducción de la especie está empezando a dar sus frutos. Todavía es pronto para echar las campanas al vuelo. Pero no deja de ser un indicador que corrobora que el águila pescadora puede volver a hacer nido y tener presencia en la comarca.

            El joven ejemplar fue visto por el biólogo Jesús Villaplana el lunes en el marjal de Xeraco-Xeresa, en la vecina comarca de la Safor, mientras realizaba unas fotografías. Tomó varias imágenes sin imaginar que se trataba de una de las águilas del proyecto de reintroducción de la especie en la Comunitat Valenciana, en el que participa. Fue ya en casa, cuando vio y amplió las imágenes en la pantalla del ordenador, cuando reconoció las marcas que permitían identificarla.

            Los ejemplares anillados llevan una anilla de color que identifica el país -amarilla en el caso de España- y otra anilla de lectura vertical que lleva incorporado un código con letras y números. Este último coincidía con el de los polluelos que se criaron en el marjal de Pego-Oliva en 2023.

Foto Jesús Villaplana.

            Según explica Joan Sala, el impulsor del proyecto de reintroducción de la especie en la Marina Alta, el águila pescadora avistada en el marjal de Xeraco-Xeresa -uno de los territorios que debió sobrevolar en los primeros paseos que realizó desde la Muntanyeta Verda de Pego, donde se crio- ha regresado de Senegal. Allí, en la desembocadura de varios ríos, es fácil localizar a las águilas de esta especie durante el invierno, a donde se desplazan en busca de mejor temperatura. Lo hacen atravesando el desierto del Sáhara, volando durante tres días, sin hacer parada y aprovechando las corrientes de aire.

            Sala, aficionado como Villaplana a la fotografía, es un apasionado de las aves. En su opinión, el ejemplar que ha regresado -un macho de dos años- es todavía joven para reproducirse. Se considera que la edad óptima es a partir de los tres años. Explica que el macho de la pescadora es filópatra, tiene apego al territorio y tendencia volver donde cree que nació. Por ello, el proyecto de reintroducción de la especie se basa en la cría de los polluelos en el lugar al que se desea que regresen, que es donde se hacen autónomos y realizan los primeros vuelos.

            La mortalidad es muy alta en el primer año de vida en todas las especies. En el caso del águila pescadora, se sitúa en torno al 70%. Sus principales enemigos son las balsas de riego, los tendidos y torres eléctricas y depredadores para la especie, como el águila real o el águila dorada.

            Que haya regresado el ejemplar localizado en la Safor, a 30 kilómetros del lugar donde se crio, abre una puerta a la esperanza. “En Andalucía y el País Vasco”, indica, “los programas están funcionando”. En la Marina Alta, desde hace dos años y a raíz de la firma de un convenio con la Conselleria de Medio Ambiente, es la Fundación Migres, con amplia experiencia en Andalucía, la que se encarga de gestionar el proyecto. Joan Sala entiende que para hacer las cosas bien se deberían traer 20 polluelos cada año, diez al parque natural del marjal Pego-Oliva y otros 10 al Cap de Sant Antoni, como figura en el proyecto. De lo contrario, la actuación es incompleta y las garantías de éxito son menores.

Foto Jesús Villaplana.

            Desde el Ayuntamiento de Xàbia hay voluntad para acoger la llegada de los polluelos de la pescadora, asegura. Los estudios de viabilidad que se han hecho son favorables porque, entre las otras cosas, la reserva marina del Cap de Sant Antoni es garantía de la transparencia de las aguas, una de las exigencias del proyecto. Precisamente, en los acantilados del cabo crio una de las últimas parejas de pescadora de las que se tiene constancia.

            Pero de momento, este año los polluelos llegarán de nuevo únicamente al marjal. Serán 12, los mismos que el año pasado, y procederán igualmente de Escocia. La cifra es bastante superior a la de ediciones anteriores (4, 3, 2, 1 y 5 ejemplares) pero “no son suficientes”, insiste Sala.

Jesús Villaplana y Joan Sala son autores, junto a Itzaiar Colodro, Beatriz Reig y Francisco Atienzar, de la Guia de Camp de les Aus del Parc Natural de la Marjal de Pego-Oliva, publicada en 2022. Ambos están implicados en el proyecto de reintroducción del águila pescadora. Está previsto que los nuevos ejemplares lleguen a partir de la segunda quincena de junio. Serán cuidados, alimentados y controlados por un grupo de voluntarios y a principios de septiembre, a las puertas de la nueva estación, emprenderán el vuelo hacia tierras más cálidas.

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