La apacible calle de Dénia se ha convertido en el epicentro de un conflicto vecinal con unas inocentes protagonistas. Decenas de palomas acuden a todas horas hasta un balcón, donde una vecina les deja comida. Se trata de un gesto de amor hacia los animales, pero también es un quebradero de cabeza para las personas que viven en los edificios próximos.
Las quejas viene principalmente por la acumulación de aves y por la suciedad que dejan en la acera, ya que los excrementos de las palomas van a parar justo enfrente de un establecimiento de venta de ropa deportiva. Estos hechos se producen desde primeras horas de la mañana, cuando la ciudad está despertándose.
Tal como denuncian los vecinos, la mujer que alimenta a las palomas no da su brazo a torcer y sigue con esta práctica. Al mismo tiempo, mantiene izada en su balcón una bandera del PACMA (Partido Animalista), un gesto que para los vecinos representa una provocación directa en medio de la crisis de salubridad.
Además, tal como han indicado vecinos de la zona, el Ayuntamiento va a intervenir para sancionar a la mujer. Hasta el lugar de los hechos se han personado concejales y técnicos para comprobar sobre el terreno el alcance de las denuncias.








