MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)
Es un proceso inflamatorio del cuello uterino, principalmente de causa infecciosa, que tiene su origen en procesos infecciosos primarios o secundarios del tracto urogenital inferior y en ocasiones a partir de portadores asintomáticos. Es una enfermedad de transmisión sexual.
La infección puede ser aguda o crónica, siendo esta mucho más frecuente.
Los gérmenes causantes más frecuentes son: Chlamydia trachomatis, Gonococo, Herpex simples virus, Papillomavirus, Otros microorganismos entre ellos adenovirus, sarampión y citomegalovirrus, Streptococcus agalactiae y a veces el chancro sifilítico puede manifestarse como una lesión en el cervix.
Son factores de riesgo: la promiscuidad sexual y la elevada frecuencia de relaciones sexuales.
Se distinguen dos formas:
a. Cervicitis aguda: caracterizada por la infiltración de polimorfonucleares y b.- Cervicitis crónica: que se traduce en una marcada hipertrofia adenomatosa.
Las cervicitis suelen ser asintomáticas en su mayoría, cuando se manifiestan clínicamente lo suelen hacer en forma de leucorrea más o menos abundante, y con el aspecto típico del germen causante de la infección. Las formas crónicas suelen ser causantes de coitorragias.
El diagnostico etiológico exacto se consigue por cultivo del agente etiológico debiendo prestarse gran atención a la correcta toma de muestra, la utilización de medios de transporte adecuado y su envío rápido al laboratorio. Los métodos serológicos tienen escaso valor.
En muchas ocasiones y de acuerdo a la historia sexual de cada paciente deberán realizarse serologías para el HIV, hepatitis B e incluso sífilis. Es de interés realizar también frotis y estudios clínicos y serológicos a todas las parejas sexuales de la paciente.
La citología, la colposcopia e incluso la biopsia, en ocasiones nos dan una información orientativa, en especial en las formas crónicas.
Las estrategias de prevención se orientan hacia dos objetivos: el control de todas las mujeres, incluso aquellas sin factores de riesgo propios, pero que pueden ser infectadas a través de su pareja. La realización de un estudio bacteriológico y citológico anual, previene de muchas cervicitis clínicas. En segundo lugar el promover el uso del preservativo en todas las mujeres de riesgo, principalmente adolescentes y jóvenes con alta incidencia de relaciones sexuales y parejas variables, se ha demostrado un método muy eficaz, no sólo en la prevención de la cervicitis, sino también de todas las enfermedades de transmisión sexual.
El tratamiento de todo proceso infeccioso se basa esencialmente en la utilización de antibióticos, en este caso se procura que sean específicos, de acuerdo al causante de la enfermedad y a ser posible de utilización tópica.
Deben evitarse las relaciones sexuales y tratar a la pareja si se supone o demuestra la vía de transmisión.
Las técnicas quirúrgicas de cauterización, criocongelación o vaporización en el cuello uterino están contraindicadas, incluso en las formas crónicas.
(*) Especialista en Ginecología y Obstetricia.