Las tiendas vacías, las terrazas de bares también, los cines, los taxis, el súper y los locales en alquiler o venta.
La cantidad de comercios y empresas que cierran sus puertas es más que alarmante… triste, la tristeza invade el ambiente, te pongas donde te pongas todo son comentarios negativos, la cosa va mal, estoy bien por decir algo, vamos tirando que no es poco y docenas de alusiones a una vida ya gris, sin proyecto de futuro para nadie. 
Cualquiera arriesga un euro en montar un negocio, dicen que la mejor manera de obtener una pequeña fortuna en tan solo un año es invertir una gran fortuna.
El tema central de cualquier día en cualquier lugar es la corrupción, la falta de posibilidades a todas las edades, el despilfarro político, la falta de dinero…
Entonces, pasa lo que pasa, el personal empieza a no pagar el seguro del coche, mucho menos a hacienda, no pasa la ITV, no le pone el chip al perro y si la cosa se pone fea, abandona hasta al abuelo.
La falta de dinero y proyectos hace que se nos ponga la cara triste, de preocupaciones o de impotencia, se vuelve a arreglar la ropa del año pasado, los zapatos aunque no se repara el coche que va cayendo a trozos día a día mostrando un parque automotor triste, de esa tristeza de las cosas viejas que no antiguas.
Ya no se ve a nadie sonriendo por las calles, las cabezas bajas la mirada al suelo, hombros caídos, ropa de colores tristes, pasos cansinos de repartir currículos inútilmente.
Malestar general, de uñas se salta a la mínima, ya no hay empatía, sólo egoísmo, ya nadie convida cigarrillos.
La calle está triste y me hago una pregunta triste:
Los hijos de los políticos, ¿se preguntarán si sus padres son o no corruptos? ¿Tendrán esa triste duda? ¿O sencillamente van montados en la moto pasando de la tristeza de la calle como sus padres que, sean o no corruptos, al menos son cómplices por callar lo incallable?
Qué triste ¿NO?
