Historias de mis libros (V) Hombres de Jávea I

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En estos artículos sobre mis libros no estoy haciendo publicidad de los mismos sino que me he propuesto explicar la génesis de cada libro y el esfuerzo y trabajo que el redactarlo y llevarlo a su edición supone. Cualquier objetivo que el hombre persiga supone siempre un esfuerzo y unos conocimientos que le ayuden a conseguir ese objetivo. En mi caso las más de las veces no ha habido un objetivo concreto sino que ha sido resultado de una serie de circunstancias convergiendo en un momento y de esta forma se ha llegado a una meta determinada.

Cuando escribí Desde Jávea me quedé con un grado de insatisfacción que me hizo probar otros caminos para ir obteniendo datos sobre la villa en la que vi la luz primera. De esta forma encontré en la prensa un arsenal de noticias que no estaba trabajado. Desde la investigación histórica parece que hay que buscar documentos antiguos sin pensar que en la prensa hay muchas noticias que tienen la misma credibilidad que los documentos históricos, bien que la prensa más antigua que hemos consultado se inicia a final del siglo XVIII, concretamente en 1790 y lo hicimos con el Diario de Valencia.

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De esta forma he ido revisando la prensa desde esos años habiendo llegado en la actualidad a 1926 y acumulando una cantidad de noticias sobre Jávea aunque en algún caso también de poblaciones limítrofes que son generadoras de muchas reflexiones y me han dado oportunidad de escribir sobre las más diversas cuestiones en función de la acumulación de sucesos, hechos, reflexiones, opiniones, que se han ido emitiendo en la prensa periódica.

Hubo por otro lado una figura por la que sentí curiosidad y es la del médico Jaime González Castellano. Quise buscar algún dato en la Facultad de Medicina de Valencia y desde allí me remitieron al archivo de la Universidad de Valencia para que allí buscase a ver si encontraba su expediente. Acudí al Archivo de la Universidad de Valencia que estaba ubicado en la calle de la Nave y buscando y buscando encontré una serie de libros de matrículas que abarcaban relaciones de alumnos que habían estudiado en la misma Universidad entre 1800 y 1848. Las relaciones eran a modo de actas académicas de exámenes en los que estaban los alumnos por asignaturas separadas y cursos académicos en un orden alfabético de nombre (no por apellidos) con especificación en sendas columnas de la población de procedencia y de la calificación obtenida en la materia que aparecía al comienzo de la hoja.

Esto me obligo a hacer una a modo de ficha por alumno en el que iba mirando año a año las sucesivas materias en las que se había matriculado y examinado y transcribiendo los datos. Luego en esas fichas fui incorporando los datos que había encontrado en la prensa o en otros archivos y así pude completar algunas figuras de las biografiadas con datos complementarios dándose el caso de Antonio Catalá Catalá con el que trabaje mucho ya que añadí datos de las Actas de la Diputación de Alicante y del Archivo de las Cortes de Madrid.

Presenté los datos de los alumnos que habían estudiado hasta 1832 con la idea de dedicar sucesivos volúmenes al resto de estudiantes de la Universidad y que en número elevado había encontrado, pero desistí de hacerlo. Si que dividí el periodo de 1800 a 1832 en tantos subperiodos como los sucesivos planes de estudio o las circunstancias sociopolíticas los hacían cambiantes.

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