El pasado 25 de agosto el pleno de la Corporación Municipal acordó, por unanimidad, concederme el premio 9 d’octubre Vila de Xàbia al valor cívico en su decimosexta edición por mi tarea de búsqueda de datos relativa a Xàbia. Por ello, el 9 de octubre, en acto solemne con protocolario ceremonial fui objeto (y sujeto) del homenaje que la Corporación Municipal me hizo entregándome la escultura en hierro que constituye el emblema de dicho premio.

Gracias a todos los que ese día estabais allí en cuerpo, pero también a los que no pudieron estar, pero lo hizo su espíritu, porque se notaba el aleteo de ese espíritu en el aire. Lo traía la música de Silvia y de Jaume, pero también la música de la colla de xirimiters Xirimitab’s. Esa colla, formada en ángulo en la plaza, para recibir al consistorio y a los homenajeados así como al pueblo llano, haciendo sonar sus casi medievales o ancestrales instrumentos, dio un aire festivo y de algarabía sonora al acto y alegría al ambiente. El sol con su calor y luminosidad proporcionó aquello que faltaba para hacer del acto protocolario algo redondo, con fuerza e ilusión y si cabe más humano.
La concesión de un premio con el nombre de ‘valor civic’ es algo que aprieta el estómago. En este mundo en que la falta de ‘valores’ es algo usual, que a una persona le señalen como ‘valor civic’ obliga a mucho a la persona en cuestión. No sé si seré referente para alguien, aunque la Corporación Municipal me haya señalado con el dedo en su acuerdo, pero lo intentaré y pondré mi empeño en conseguirlo. Las palabras finales del alcalde («necesitamos referencias, modelos para afrontar los retos sociales, políticos y culturales») obligan a mucho. Espero no defraudaros.
Hace unas fechas tuve un incidente en mi salud del que ya he salido. He descansado por prescripción facultativa, pero ahora retomo la tarea de seguir escribiendo y contando cosas de nuestra Xàbia, haciendo reflexiones, o proporcionando ideas a quienes leen estas colaboraciones. Creo, que como decía en mis palabras de agradecimiento, que quien ha recibido mucho de la sociedad debe devolver a esa sociedad lo que la misma ha invertido en él. En mí, la sociedad (escuela, universidad, la vida misma, el trabajo, las amistades, el trato y las relaciones…) invirtió al formarme y me ha dado mucho. Ahora debo devolver a esta sociedad el interés por la inversión realizada.








