Juan Sebastián Ferrer Benavent, más conocido en el mundo del fútbol como Borrosco, falleció este pasado domingo a los 78 años de edad. Fue jugador del Pego CF entre las décadas de los sesenta y setenta, y posteriormente se vinculó al club roget como entrenador. En la temporada 66/67, cuando el Pego jugaba en Tercera Regional y él apenas tenía 20 años, fue el máximo goleador del equipo con 19 tantos.
En su etapa como jugador también militó en el Oliva y en el Jávea, y como entrenador dirigió otros equipos como el Pedreguer —donde logró un ascenso a Primera Regional a principios de los noventa— y el Ondara. En el Pego se hizo cargo del equipo en los dos últimos partidos de la temporada 96/97, logrando mantenerlo en Tercera División. En el acto del centenario del Pego CF, celebrado a finales de 2022, fue nombrado presidente honorífico de la entidad.

Borrosco fue un “home de futbol”, como lo recuerdan quienes compartieron vivencias con él. Su padre también fue un gran futbolista en las décadas de los 40 y 50, destacando por su corpulencia y calidad, características que heredó. Borrosco perfiló como nadie el concepto de jugador “10”, vinculado al liderazgo como capitán. Consideraba que ese número y el brazalete debían reservarse a un buen jugador, con técnica exquisita, pero, sobre todo, con gran calidad humana. Él lo fue: el buen jugador, el número 10, el capitán, y, por encima de todo, una gran persona. Un “home bo”, que dejó constancia de su bondad y sus valores allí donde estuvo, siempre con ese aire tan característico de auténtico pegolí.
«Para mí fue un referente, una especie de maestro, un ídolo», recuerda Juan Miguel Almela, que lo tuvo como entrenador. Uno de sus compañeros de batallas futbolísticas afirma que “fue el mejor de Pego que he conocido, con gran técnica, visión de juego, buen pase y gol”. Dos testimonios que resumen el recuerdo que Borrosco dejó entre quienes tuvieron la suerte de conocerlo.
Descanse en paz.