Tras la comida en Castell de Castells iniciamos el regreso a Jávea pero lo hicimos por distinta ruta para conocer otro paisaje en el que encontramos varias poblaciones con su historia y peculiaridades. Es una ruta más difícil y con más curvas pero en la que se puede apreciar la riqueza en vides de la zona, porque lo que vemos es parte del valle de Pop. Por cierto que hay algunas señales de poblaciones que solo se ven cuando estás encima de ellas.
Benigembla, Parcent, Alcanalí son los hitos de nuestro regreso hasta llegar a Xaló. Al pasar por Parcent bueno será recordar la visita de Gabriel Miró que a principios del siglo XX escribió Del Vivir contando los inicios de la lepra en la zona y también los caldos de Gutiérrez de la Vega resurgidos de las uvas que tiene en el valle de San Bartolomé de Jávea.
La llegada a Xaló nos sirve para entrar en la cooperativa de la Virgen Pobre y comprar allí vino, mistela o aceite y luego carne y embutidos o pastas. Por cierto que hice una pequeña encuesta en la carnicería y en la panadería sobre los datos que podían darme de la conmemoración del II Centenario de este año. En ningún de los dos sitios tenían conocimiento de tal evento y de que personaje se trataba. Creo que desde el Ayuntamiento se podían facilitar folletos en estos comercios que tanto forastero visita para promocionar el evento, pero es interés del personal que está en ellos el conocer estas cosas. Da una impresión muy triste que gente que trabaja en una población desconozca lo que en ella ocurre. A lo mejor si que saben los chismes de la vecina de enfrente, pero no de una persona clave en una época como fue la Duquesa de Almodóvar.
Luego pasamos por Llíber donde el semáforo nos para a la entrada de la poblaciónpara que pasen todos los que la atraviesan y evitar que dos coches puedan encontrarse en medio de sus calles estrechas, lo que nos habla de su urbanismo morisco o de raíces árabes.
Y por fin Gata de Gorgos. Hay un momento en el camino entre Llíber y Gata que el Montgó adquiere forma majestuosa extendido todo a lo largo con esa silueta de un elefante descansando con la trompa extendida hacia el cabo de San Antonio. En otro punto podemos ver como la burbuja urbanística hizo mella en la zona, en un paisaje casi obsceno. Llegamos a Gata de Gorgos, llamada así desde la segunda década del siglo XX cuando se decretó el adjetivar a las poblaciones que tenían el mismo nombre con un apelativo que las identificara y evitara confusiones al correo postal. Entonces se le añadió el nombre del río que la atraviesa. Nuestra llegada a Gata coincide con la exposición de la muestra de arte textil que cuelga de los balcones de la calle la Bassa, Duquessa d’Almodóvar (aquí también tuvo su protagonismo compartido con Xaló, con Llíber y otras muchas poblaciones) y la plaza de la Iglesia. Son 128 obras de 25 países las que cuelgan de sus balcones entre las que encontraremos dos de artistas de Xàbia: Mª José Cholbi y Juan Escolano. Su visión nos sirve para conocer una muestra que a pasado a ser internacional. Pasear por la tarde, con tranquilidad y sosiego, viendo las telas que cuelgan al viento y que Miguel Vives entronca con la tradición de colocar ‘cobertors’ en los balcones para mostrar alegría en los momento importantes del municipio (procesiones, visitas de autoridades, etc.,) es algo que llena el corazón y alegra el pensamiento, porque cada tela es un estímulo para la reflexión a que el artista nos invita.
La jornada excursionista termina tomando una ‘misteleta’ en la plaza de España de Gata.