Está en boca de todos, o casi todos, la Comunidad Valenciana arrasa.
Recuerdo cuando fuimos a ver las superobras del puerto para albergar La Copa América de Vela ¡Qué pasada!
La pasta que costó eso.
Y el Museo de las Ciencias, el Palau de las Arts…¡Únicos!
¿Y el aeropuerto de Castellón? ¡Qué magnífica idea! Un parque con aspecto de aeropuerto, eso no lo hay en ninguna parte.
La Ciudad de La Luz, el circuito de Cheste…Bueno, este circuito no debió estar bien pensado porque por alguna razón han tenido que gastarse otra montaña de pasta en organizar la Fórmula Uno en el puerto.
Tal vez sea que la Copa América no rentaba lo suficiente.
Pero así se consiguió que España gastase un dineral en reemplazar el centralísimo circuito del Jarama por el de Jerez para luego imitar a Mónaco corriendo en ciudad por el puerto, y esa fue una idea de la Rita.
Estas son las más aparatosas gestiones, las que están a la vista de quienes quieren ver, claro.
De las comunidades españolas la Valenciana se ha declarado como la de deuda per cápita más alta del Estado Español, ha perdido a sus principales instituciones financieras y debe pasta a todo el que haya facturado a casi cualquier Ayuntamiento de la Comunidad.
Muchos han tenido que cerrar la persiana dejando en el paro a quienes por fin suman las tasas más altas del país, además de conseguir el récord de cierre de empresas y negocios.
¡Qué fantástico el sistema educativo! Creo que en un afán de ahorro, para pagar los trajes de alguien, no sea cosa que pensemos que se los regalan, en ese afán de ahorro, digo, han organizado el mayor número (que se sepa) de aulas precarias, conocidas como barracones.
Como en los países del tercer mundo…igualito.
Claro, se gastaron otra pasta en la visita del Papa y yo pregunto si tal vez no debería ser la Iglesia la que pague los gastos de su presidente.
Verdaderamente, una excelente gestión. Tanto es así que ahora el Estado, o sea, para entendernos, el gobierno central, ese que está en Madrid y pretende que España sea una sola, ignorando la identidad de cada uno de sus distintos pueblos, avale la deuda de sus pequeñines que salieron a pasear en rebeldía y como pasa casi siempre en estos casos, papá tiene que sacarles las patatas del fuego.
No quiero ni pensarlo, pero dice la historia que «el bajito» decía: «no se os puede dejar solos»… sería terrible tener que darle la razón después de tantos años.