INÉS ROIG (*)
¿Té o café? En España, esta batalla la ha ganado tradicionalmente el café solo o con leche, pero en los últimos años proliferan las tiendas de té por doquier, recordándonos que a nuestra bebida de sobremesa por antonomasia le ha salido un rival fuerte, la infusión de hojas y brotes de la planta de té, que se cultiva en China, India o Japón.
Aunque ya sabemos que la teína es excitante, y que por tanto conviene moderar su consumo (no más de 6 tazas de té al día). Y solo una advertencia: Entre las desventajas del té, la única digna de mencionar es que los taninos, en especial los del té negro, dificultan la absorción del hierro en la dieta. Por eso está desaconsejado en personas con anemia ferropénica. Pero salvo en este caso, no hay inconveniente en beberlo a diario.
– Beber té ayuda a mantener en buen estado las funciones cognitivas. Ayuda a frenar el deterioro cognitivo.
– Reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2: Los polifenoles del té influyen en la digestión de la glucosa y protegen las células beta del daño de los radicales libres, reduciendo en un 16% el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2. Este efecto solo se consigue si se bebe un mínimo de cuatro tazas de té diarias. Si se toma menos, el té no juega ningún papel frente a la posibilidad de que aparezca este tipo de diabetes.
– Disminuye la incidencia de fracturas óseas: Beber té negro diariamente es un método muy eficaz para prevenir el riesgo de fracturas óseas en mujeres de edad avanzada. – Detiene la acumulación de grasa en el hígado. La ingesta diaria de té verde bloquea la cantidad de grasa que se acumula en el hígado
– El té blanco es una fuente natural de sustancias adelgazantes, ya que impide la formación de células de grasa nuevas y ayuda a eliminar las ya formadas. Contribuye a eliminar los kilos de más.
Es evidente que cualquier variedad de té, al llenarnos el estómago, reduce la sensación de hambre y hace que comamos menos, y que al tomar esta infusión, evitamos recurrir a los refrescos y bebidas industriales, que tantos azúcares y calorías aportan. Pero el blanco, en particular, es una fuente natural de sustancias adelgazantes. Dicha infusión impide la formación de células de grasa nuevas y ayuda a eliminar las ya formadas. Los polifenoles que contiene el té blanco (catequinas, teofilina, teobromina, cafeína y vitamina C) ayudan a tener un perfil saludable de ácidos grasos y además activan la termogénesis, que es la capacidad del organismo para generar calor, lo que ayuda a adelgazar.
– Favorece la digestión. El té verde mejora la digestión por su elevado contenido en catequinas, unas sustancias que aumentan la actividad de la pepsina, que es una enzima digestiva que ayuda a descomponer las proteínas en el estómago. Es muy buen hábito terminar una comida copiosa con una taza de esta variedad. Los demás tipos también ayudan a digerir, pero no de una manera tan eficaz, ya que el té verde es el que contiene un mayor porcentaje de catequinas.
– Camufla la halitosis. El té verde inhibe la producción de compuestos volátiles de azufre, que son los principales causantes del mal olor de boca. Ahora bien, hay que tener muy en cuenta que esta inhibición es temporal y que pasado el tiempo de efecto (no suele prolongarse durante más de una hora), la halitosis vuelve a aparecer si no se trata la causa que la origina. El té es un buen remedio para camuflar la halitosis si, por ejemplo, tenemos que acudir a una entrevista de trabajo, pero no para curarla. Además, mejora la salud de las encías: Está comprobado que los polifenoles del té verde tienen efectos antiinflamatorios y antibacterianos sobre los gérmenes implicados en procesos de gingivitis y periodontitis.
(*) Farmacéutica