Emociones estéticas

GLORIA MARTÍ (*)

Las emociones estéticas son las reacciones que experimentamos ante la belleza, la pintura, la música, la literatura, la arquitectura, la danza, el cine, el teatro o incluso el deporte (por ejemplo la emoción que experimenta el corredor de los 100 m. libres en la final, o la emoción que sentimos cuando mete un gol nuestro equipo de fútbol, etc.), es decir, las emociones que aparecen cuando reaccionamos de algún modo ante las manifestaciones artísticas y la belleza en general.
 Esa experiencia estética puede producir emociones diversas, por ejemplo puede provocar ansiedad, rabia, desesperación… según la significación personal, produciendo no emociones nuevas ni específicas, sino cualquiera de las emociones que conocemos, con la única diferencia de que vienen provocadas por la admiración de algo que tiene en sí mismo una carga emocional. Así, el autor de un cuadro, de una canción, de una poesía, etc., si quiere transmitir algo es una emoción estética.
 Estados similares de experiencias estéticas se pueden dar:
 – En la investigación científica, por un descubrimiento.
 – Ciertas experiencias religiosas.
 – La contemplación de la naturaleza.
 – Algunos momentos en la práctica de un deporte (al ganar).
 – Ante un trabajo bien hecho.
 – Ante una persona muy guapa…
 En todos estos casos, no esta demasiado claro si son realmente emociones o “procesos estéticos” de carácter intelectual, aunque de todos modos, sea generada directamente por el estímulo o por el pensamiento, lo que se siente al final es una emoción. Además en el fondo, las emociones no se pueden separar de la cognición, ya que los pensamientos están impregnados de sentimientos, los significados personales dependen del afecto y los procesos afectivos influyen en la atención y en el procesamiento de la información.
 Las emociones estéticas y científicas tienen mucho interés en cuanto a la educación emocional. Ciertamente el recuerdo es mucho mejor cuando está impregnado de emociones, las cuales influyen en la cognición de muchas maneras, por ejemplo, como todos sabemos, el estado de ánimo afecta al recuerdo, por lo que un estado de ánimo positivo en el momento del aprendizaje, mejora los resultados. Si en todas las materias que tengan que ver con estas emociones (arte, historia, naturaleza, matemáticas…) se procurara introducir situaciones que favorecieran experiencias emocionales sería una buena forma de motivar el aprendizaje (entre emoción y motivación hay una relación directa). En pocas palabras, se trataría de aprender a emocionarse, de disfrutar con ello y de aprender de ello.

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(*) Psicóloga.

 

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