Parece que no cabe en ninguna cabeza directiva el modo de usar el radar de carreteras, se desconoce el comportamiento humano siguiendo las pautas represivas antes que las preventivas.
Más que demostrado está que si se sabe de la existencia de un radar en un determinado punto, todos los conductores bajan la velocidad para cumplir con la que está indicada como máxima en ese tramo.
Es mucho más efectivo poner un radar a la vista, es más, muchos guardias civiles de tráfico a la vista de forma que todos los demás conductores respeten las velocidades indicadas como máximas en cualquier tramo.
Escondiendo el radar, no se evita que los conductores excedan la velocidad indicada, de este modo, la conducción peligrosa sigue siéndolo y puede ser causa de un accidente por exceso de velocidad.
Los controles escondidos sólo son sancionadores, nadie reduce la velocidad porque no ve autoridad alguna y, obviamente, muchos conductores son hijos del rigor.
Algo que parece tan sencillo no se aplica, se hace todo lo contrario y ahí están los resultados, la curva de accidentes y muertos en ellos nunca se estabiliza ni se reduce de forma permanente como para decir que se obtienen buenos resultados.
Como siempre, si una empresa privada tiene directivos que año tras año fracasan en la obtención de objetivos, ruedan cabezas cada doce meses o antes, los accidentes de tráfico en carreteras son mayoritariamente causados por excesos de velocidad, hecho que sucede desde que hay estadísticas, más de medio siglo.
Siendo que la opción no es tan difícil, dejen que los conductores se avisen unos a otros de la presencia del radar, pongan los radares bien señalizados y muy a la vista, mucha presencia de efectivos de Tráfico también muy visibles… con eso se consigue que los conductores bajen la velocidad.
Sin dudas, es mucho más inteligente, como siempre: vale más maña que fuerza… parece mentira que aún haya en estos puestos gente que cree que la letra con sangre entra.