Las manos en la masa y el corazón en la fiesta
Toda fiesta tiene su tradición, o más de una. En Benissa, hace años que los festeros venden buñuelos todos los sábados para sacar dinero. Parece que el origen de los buñuelos se remonta a los tiempos de los romanos y que también estaban muy presentes a la cocina de la Al Andalus. A la cocina cristiana, son unos postres muy tradicionales enjarjes a fiestas como Todo Sants, fallas, Semana Santa y Pascua. Y, ahora también, en las fiestas de la Puríssima Xiqueta.
Y todo tiene un porque. Seis bunyoleres, Ana Morales, Maria Noguera, Ana Ausina, Lola Escrivà, Paqui Vidal y Ana Sala, han hecho de pregoneras de las fiestas de la Purísima Niña de 2025. Ellas han puesto la voz a muchas mujeres que se desviven y trabajan fuerte los días de fiesta, como por ejemplo las peluqueras, las modistas, las floristas, las limpiadoras, etc. Un sentido homenaje en todo un colectivo que llenó a tope la Basílica en un acto avanzado este año a fin de que no coincidiera con la Semana Santa.
Una vez acabada la misa, se hizo el pregón a la Basílica. En su discurso, las pregoneras pusieron de relevo, como se ha dicho antes, la relación entre las fiestas y la tradición. Las seis contaron desde cuando hacen buñuelos y que significa para ellas la fiesta. La cosa de hacer buñuelos la aprendieron de la madre de pequeñas pero con matices o anécdotas. Paqui Vidal, por ejemplo, dijo que en su casa no había tradición porque su madre era catalana y hacían otros tipos de postres. Ahora bien, su padre se quejaba por el hecho que tenían muchas calabazas y no se hacían buñuelos. “Un día”, dice Vidal, “probé de hacer y, con constancia y paciencia, cada vez salían mejor”. “Mi padre”, continúa, “estaba muy orgulloso de los buñuelos que hacía la hija y yo muy pagada de verlo”. Ahora hace para los festeros desde 2014 y “esto me hace sentirme útil, joven y con energía. Y, además, satisfecha porque la gente dice que los gustan mucho”.

Cuando salió de festera, allá por el 1995, Ana Morales propuso hacer buñuelos todo el invierno a casa de Carbonero. Ella aprendió de su tía Pepa y la primera vez que hizo tenía 16 o 17 años. Hacían un lebrillo lleno de buñuelos, jugaban a las cartas y era un día de fiesta. Al 2019, su hija mayor fue fiestera y la buscaron para estos menesteres. “Creo que es una manera de honrar al pasado y de mantener la esencia del pueblo. El buñuelo es un símbolo de unión y de tradición”, según sus palabras.
Maria Noguera se relaja cuando pasta y hace los buñuelos a solas a la cocina de su casa. Desde el 2013 colabora con los festeros y “gracias a este trabajo he conocido mucha gente de todas las edades y me ha permitido socializar de lo lindo”. “Cada mañana de sábado”, continúa, “me siente feliz y satisfecha. Las fiestas forman parte de quién soy y hacer buñuelos es una manera de recordar mi madre”.
Ana Ausina hizo mención de la destreza que tenía su madre en la hora de hacer buñuelos. Fue su hombre quién la animó a hacer y, desde entonces, el buñuelo es un elemento imprescindible a casa. Ahora hace para los festeros desde que la limpia fue fiestera porque le pidió ayuda “y ya no he parado porque por la Purísima hago todo el que pueda”. Es muy cierto, según dijo, que disfruta mucho del hecho de hacerlos y también de compartir estos momentos con el resto de bunyoleres. “El sabor y la alegría me recuerda siempre todos los momentos de una tradición como son nuestras fiestas”, concluye.
Lola Escrivà hace borde 50 años que vive en el pueblo y se siente como una benissera más. La devoción y el fervor hacia la patrona la sorprendió positivamente. “Mi madre me dijo que me enseñara a hacer buñuelos si me iba a Benissa y así fue”, dijo Escrivà. Desde el 2013 colabora con los festeros “y bien es verdad que nunca había hecho con tanta pasta. Pero esto me ha dado pie a conocer mucha gente y creo que el buñuelo conecta muy bien el pasado y el presente y esperamos que tenga futuro también”.
Ana Sala fue la última a intervenir y recordó que cuando su madre faltó no sabía hacer. Fue el hombre que la animó “y recordar que ese día llevó una pandilla de amigos para probarlos”, indicó. Desde el 2019 que hace para los festeros y vive la fiesta con mucho de sentimiento gracias a la inspiración que le ha transmitido su hermano. “Hacer buñuelos es mantener vivo el espíritu de la fiesta y de la tradición”, subraya.
El presidente de la Comisión de Fiestas, Iván Fernández, dijo que “estas mujeres hacen buñuelos y, a la vez, historia porque son un símbolo de unión y de identidad de todo un pueblo”.