El límite de progesterona que daña el endometrio y el pronóstico reproductivo

MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)

La medición de la progesterona en la primera fase de la estimulación ovárica en ciclos de reproducción asistida es un factor clave debido al impacto que tienen los niveles de esta hormona en el pronóstico reproductivo.

Durante la fase folicular, se ha comprobado que cifras por encima de 1,5 nanogramos/mililitro de progesterona en el día que se realiza la punción implican peores resultados debido a un impacto deletéreo a nivel endometrial.

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Por tanto, cuando en las mediciones se registran niveles superiores a este valor, no es recomendable la transferencia de embriones durante ese ciclo. Se trata de un aspecto que genera discusión, ya que existen dudas sobre el impacto real del nivel de progesterona.

Existe aproximadamente un 25-30 por ciento de casos en los que el periodo en que el útero está receptivo no se corresponde con el quinto día de desarrollo embrionario, es decir, el momento de la implantación. En algunos casos, este proceso se adelanta uno o dos días, y en otros, se retrasa, de forma que cuando el embrión llega al endometrio, éste ya no está receptivo.

Hemos desarrollado un test diagnóstico para valorar si el útero es receptivo cuando debe ser, es decir, cinco días después del inicio de la progesterona en el ciclo sustituido. Si no es así, se extraen los óvulos para congelarlos y volverlos a implantar en el siguiente ciclo, cuando la ventana de implantación es óptima, corrigiendo de esta manera la asincronía presente entre desarrollo embrionario y endometrial.

En la actualidad, en mujeres con varios ciclos previos sin éxito están logrando tasas de gestación comparables a las normales.

La salud reproductiva del varón también es importante, por ejemplo en lo que concierne al impacto de los factores metabólicos, medioambientales y de estilo de vida en la calidad del esperma.

Si bien resulta muy difícil obtener evidencias, ya que son necesarios estudios observacionales de tipo epidemiológico o metaanálisis, sí gana peso la constatación de que la edad de acceso relativamente avanzada a la paternidad, sumada a la tendencia al sobrepeso o alteraciones como el síndrome metabólico o la diabetes mellitus, produce un empeoramiento de la calidad seminal significativo.

Así, a partir de los 45-50 años, quizá no descienda la concentración del semen, pero sí la movilidad y morfología, en términos moderados. Lo que parece más importante es que aumenta la fragmentación del ADN y el riesgo de anomalías cromosómicas en los espermatozoides -que no se reparan durante la embriogénesis temprana-, debido a defectos del proceso de meiosis adquiridos por el envejecimiento del testículo. Por tanto, no se puede desligar el riesgo de mutaciones, abortos o partos prematuros de la causa masculina.

Así mismo, a partir de los 50 años los hombres adquieren un riesgo de déficit de testosterona parcial, que puede conducir a hipogonadismo hipogonadotrópico o a hipogonadismo primario, que comprometen la capacidad reproductiva.

(*) Unidad de Reproducción Policlínico San Carlos.

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