El estrés engorda

GLORIA MARTÍ (*)

Acabábamos nuestro anterior artículo afirmando que el estrés engorda…
Ciertamente, aunque mucha gente piensa que bajo estrés lo más normal es adelgazar, ya que uno se mueve más, se tiene menos hambre, se duerme menos, etc., pero no siempre se cumple esto; la verdad es que el estrés excesivo engorda.
El estrés es nuestra activación. Hay que tener muy presente que en sí mismo no es negativo, sino todo lo contrario; sin un cierto nivel de activación no seríamos capaces de hacer nada de nada. Sin embargo, cuando nos encontramos bajo un estado de estrés permanente, nuestro cuerpo se encuentra en alerta, activado al máximo y produce una serie de elementos químicos que condicionan el funcionamiento y estado de nuestro organismo.
Pensemos que las sustancias químicas que producimos durante los momentos de estrés, pueden determinar lo que comemos y cómo almacenamos la grasa en nuestros cuerpos. La glándula adrenal empieza a soltar cantidades enormes de una hormona (cortisol), que nos ayuda a prepararnos para pelear o huir, etc., y aunque no es la única hormona que se libera durante el estrés, ni la única que controla el apetito, afecta importantemente lo que elegimos para comer y puede estimular el apetito por las comidas de alta energía cargadas de grasa, de azúcar, o de ambas. Y además recoge la grasa de la sangre, y la traslada a varios lugares del cuerpo, pero sobre todo al vientre, ya que en el abdomen es donde se encuentran más receptores del cortisol, por lo que esa grasa se almacena ahí.
Por otra parte el exceso de esta hormona puede llegar a causar que el metabolismo sea más lento y por lo tanto, no queme las calorías eficientemente, y esto significa que aunque se consuman las mismas calorías de siempre o incluso menos, sin embargo se aumente de peso.

Publicidad

(*) Psicóloga.

 

Suscríbete al boletín de noticias

Pulsando el botón de suscribirme aceptas nuestras Política de privacidad y Términos del servicio
Publicidad