Las cifras no engañan. El chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), más conocido entre los usuarios de las playas de Dénia por su nombre en valenciano, ‘corriolet’, está en regresión. De las once parejas contabilizadas en 2021, este año solo se tiene constancia de que haya cinco en sus casi veinte kilómetros de playas de arena. Las medidas adoptadas para garantizar la permanencia de una especie que se encuentra en alto riesgo de extinción en la Comunitat Valenciana no están dando el resultado esperado. La masificación de las playas y la presencia cada vez mayor de depredadores son la causa principal de que esté en retroceso. Sus grandes enemigos, además del ser humano, son las mascotas que andan sueltas por la playa.
El chorlitejo patinegro nidifica en playas arenosas, bien en las que presentan una vegetación arbustiva dispersa o en aquellas que adolecen de vegetación pero conservan en la arena abundantes restos depositados por la marea, como es el caso de la posidonia. En Dénia, uno de los pocos lugares del litoral de la provincia de Alicante donde ‘el corriolet’ pone sus huevos, ha elegido las playas de Les Deveses, l’Alberca y Les Bassetes. También nidifica en Santa Pola y Torrevieja, una pareja en la playa del Muntanyar de Xàbia y, ya en la provincia de Valencia, en Oliva. En las Salinas de Calp, desapareció hace años.
Las medidas de protección adoptadas en las playas no son suficientes para garantizar la permanencia de la especie
El censo que maneja Acció Ecologista Agró contabiliza 11 parejas en Dénia en 2021, cifra que aumentó significativamente a 15 al año siguiente, en 2022. Desde entonces, la población ha ido en descenso. En 2023 fueron 12 las parejas controladas; en 2024, solo 9; y en 2025, apenas 5.
Durante la época de cría, que va desde el mes de abril hasta entrado ya el mes de julio, y desde hace varios años, grupos ecologistas, voluntariado y el Ayuntamiento de Dénia colaboran para proteger los nidos y garantizar la continuidad de la especie. Las medidas adoptadas con este fin pasan por la preservación de los arribazones que saca el mar y deposita en la arena, entre los que se encuentran gran cantidad de insectos e invertebrados que sirven de alimento para la especie. También la limpieza manual y no mecánica de las playas -que tiene como consecuencia la destrucción de los hábitats naturales-, la prohibición de llevar animales sueltos y la delimitación con malla cinegética de algunas zonas donde puede criar el chorlitejo patinegro, así como los nidos.
La hembra realiza normalmente dos puestas y en la primera se turna con el macho para incubar los huevos. El nido suele estar en áreas abiertas o con poca vegetación y próximo al agua. El huevo se incubará durante algo más de 20 días y ambos progenitores se harán cargo de las crías durante aproximadamente un mes, aunque estas ya podrán alimentarse por sí mismas.
Los enemigos
La principal amenaza a las que se enfrenta la especie es la masificación de las playas, con bañistas y usuarios que pasan con total impunidad sobre los nidos o molestan a los progenitores durante el proceso de incubación de los huevos, que por lo general no son más de tres. También las gaviotas -que atacan directamente los huevos- y el cernícalo, con una población ha ido en aumento en los últimos años y cuya presencia continuada se ha detectado en lugares como el castillo o algunas urbanizaciones situadas junto a las playas.
Joan Sala, de Acció Ecologista Agró, que participa en el proyecto de protección de la especie, explica que el cernícalo se ceba igualmente con ejemplares jóvenes que con los adultos. El año pasado, sin ir más lejos, fue el causante de la muerte de seis polluelos de ‘corriolet’ nacidos en la zona de l’Alberca.
Hay un tercer gran enemigo: las mascotas. “Gatos y perros no deben ir sueltos por la playa”, señala Sala. Aunque existe la prohibición de llevar a las mascotas a las zonas de baño, opina que una mayor presencia policial en época de cría sería necesaria. El voluntariado hace su papel pero no es suficiente, “y si el ayuntamiento contratase a alguien que se ocupase de la vigilancia, posiblemente la mortalidad sería menor”, añade Sala.

Otra de las medidas que propone Agró es el incremento de las áreas delimitadas con malla cinegética en la playa para facilitar la cría y evitar el ataque de animales sueltos.
Joan Sala -autor de la foto de portada- subraya que la desaparición del ‘corriolet’ supone una pérdida de biodiversidad y el empobrecimiento de la fauna del litoral de la comarca. Recuerda la importancia de la posidonia en la alimentación de esta y otras especies que a partir de la segunda quincena de agosto pasan por esta zona en el viaje de migración hacia África. Es el caso del correlimos común, el archibebe común y el chorlitejo grande, por ejemplo.
El ‘corriolet’, como él recuerda, lleva miles de años aquí. Campañas de sensibilización y educación ambiental pueden contribuir a que esa lucha que desde la administración y varios colectivos se han emprendido dé resultado. No alterar los hábitats naturales, proteger las dunas, eliminar especies exóticas, llevar a las mascotas con correa -si su presencia está autorizada- y respetar las señales que nos invitan a no acercarnos a los nidos ni molestar a los polluelos y sus progenitores son actuaciones que pueden contribuir a garantizar la supervivencia de la especie. Mantener la biodiversidad es mantener el equilibrio de los ecosistemas y de ella depende la supervivencia del planeta.
- La población valenciana de ‘corriolet’ ha disminuido significativamente. Según datos de SEO BirdLife, se estima que entre un 52 % en los últimos 15 años y hasta un 70 % en los últimos 30. La Generalitat Valenciana contabilizaba 204 parejas nidificantes en 2023 frente a 259 en 2020.