EVA PÉREZ OLTRA (*)
Un Espolón es una pequeña formación ósea que se forma sobre el hueso Calcáneo (hueso del talón). Aparece cuando la planta del pie está sometida a una presión importante durante un periodo prolongado de tiempo.
A cada paso que da, uno de sus talones tiene que soportar todo el peso corporal, que es atenuado por una almohadilla adiposa (de grasa) que se encuentra por debajo del talón y por una fascia (vaina fibrosa que protege los tendones y los músculos) que se encuentra por debajo de la planta del pie. Si un atleta no realiza un calentamiento adecuado, o una persona sedentaria practica deporte de forma ocasional, se puede producir una sobrecarga del Tendón de Aquiles, que produciría a la vez una mayor tensión sobre la fascia, tendones y músculos de la planta del pie que se insertan en el Calcáneo (hueso en el que se produce el espolón).
Cada vez que se siente, que duerma, o descanse sus piernas, los músculos de la planta del pie se contraerán para proteger la zona lesionada de la fascia, por lo que el dolor desaparecerá, pero cuando se levante volverá a aparecer, produciendo una reacción inflamatoria en el punto de inserción de la fascia con el hueso Calcáneo, dando como resultado la aparición de una formación ósea llamada Espolón como ya he comentado anteriormente.
Síntomas:
– Dolor intenso en la parte interna del talón que cede con el reposo.
– El dolor empeora al caminar sobre una superficie dura, o al cargar con algún objeto pesado, pudiendo ser tan intenso que impida realizar cualquier actividad de la vida diaria.
Grupos de riesgo:
– Personas con sobrepeso y de edad media: la almohadilla grasa que hay por debajo del talón, encargada de absorber los golpes, se atrofia con la edad y pierde su eficacia.
– Personas cuyos pies están pronados: un pie pronado es aquel que está ligeramente inclinado hacia fuera, por lo que el borde externo del pie está elevado al caminar o al correr, sobrecargando la zona interna del talón.
– Deportes con gran solicitud biomecánica.
Diagnóstico:
Los Espolones se diagnostican por los síntomas y signos presentes durante la exploración del paciente.
Para confirmar el diagnóstico y descartar otras patologías responsables del dolor en el talón, el Podólogo puede solicitar otras exploraciones como por ejemplo; una radiografía.
Tratamiento:
Se deberán agotar todas las posibilidades conservadoras antes de operar:
– En todos los estadios de la lesión es importante usar un calzado de tacón blando y amplio y de suela relativamente rígida, el calzado deportivo es recomendable.
– Es importante utilizar una talonera de silicona o de gomaespuma y llevar soportes plantares en aquellos casos en los que sea necesario, como por ejemplo; en los pies pronados.
– Hacer reposo.
– Para disminuir la inflamación, se recetarán antiinflamatorios por vía oral y se podrán hacer aplicaciones locales de frío.
– Las inyecciones localizadas de corticoides pueden en ocasiones reducir notablemente el dolor, pero los efectos son solo temporales, y dichas inyecciones son muy dolorosas.
– La cirugía: No es habitual. Sin embargo, tras 6 o 12 meses de tratamiento conservador, una liberación quirúrgica parcial, puede estar indicada. La recuperación tras la intervención es lenta.
(*) Podóloga. Clínica Kines. Dénia.