Mañana se celebra el Día mundial del cáncer de mama y cada vez es más frecuente oír el nombre de mujeres que lo padecen, y que tratan de sufrirlo, no ya en silencio, como antaño, sino buscando actitudes positivas para afrontarlo y procurando al mismo tiempo señalar a las futuras mujeres que lo tengan, fórmulas para llevarlo sin congoja. Y sintiéndose acompañadas en ese momento tan difícil para ellas.
La mujer tiene en sus pechos y en su útero los signos distintivos de su femineidad, y, en el imaginario colectivo, su desaparición parece conllevar una disminución de la autoestima personal y ante el hombre se siente o puede sentirse minusvalorada. Otro tanto ocurre con el hombre que la pérdida de sus atributos parece conllevar una disminución de su hombría o virilidad.
Si la mujer ha sido valiente en mostrar ese aspecto, y bueno es reconocerlo, no así el hombre que ante un cáncer de próstata o sus problemas al miccionar trata de ocultarlo. La mujer es más comunicativa y eso le hace tener una mejor salud mental porque al comunicarlo se libera y deja la ansiedad a un lado. Lo que he podido comprobar es que la mujer que padece este problema no se lo guarda en su interior, y busca con la comunicación del mismo a sus familiares, y a otras personas que lo tienen o lo pueden tener, una forma de superarlo. Se trata también de una forma de hacer que el problema disminuya para una y de sentirse acompañada en momentos difíciles.
Hay que ser valiente para hacer lo que ha hecho Antonia Buigues, Toñi para sus amigos y Toniquín para quienes la conocen desde la infancia y corrieron con ella por las calles aledañas a la de Santa Lucía o compartieron honores cuando fue Reina de la Foguera en les Fogueres en 1983. En Mis sensaciones ha dejado al descubierto sus pensamientos, sus sentimientos y sus emociones y nos hace partícipes de su afrontamiento ante el diagnóstico, es un impacto emocional intenso al que hay que hacer frente y tomar decisiones en un momento en que hay muchas dudas, interrogantes y miedos.
Antonia era y es el motor de su familia y ante esa nueva situación y los síntomas externos que la acompañan como la alopecia, junto a otros internos siente que ese motor ya no puede hacer la misma fuerza que hacía. Por eso es muy importante el papel de los que la rodean para hacer que esa etapa vital pase lo antes posible. El sentirse amada y comprendida por los suyos es muy necesario. Sentirse escuchada pero para ello su entorno ha de entender ese momento de ahí la necesidad de saber expresar lo que le ocurre a los suyos, y a los hijos con palabras adecuadas a la edad y madurez de los mismos para que entiendan la situación.
Os invito a leer en este día o en otros, porque siempre es bueno el leer: Mis Sensaciones, porque es el relato de una javiense frente a la enfermedad y busca con ello aliviar a otras mujeres que puedan sufrir situaciones parecidas. Se trata de un viaje al interior pero que el amor hace expansivo. Si al leerlo te sale alguna lágrima, es que su lectura te ha calado. Enhorabuena por ello.
Hoy, Antonia rebosa positivismo, esperanza, alegría y muchas más cosas, pero siempre con un espíritu valiente y luchador. Se siente con fuerzas para caminar con pie firme y emprender nuevas tareas, entre ellas las de bailar danzas celtas en las que ya tiene un pequeño palmarés.