El cambio de hábitos deriva en una caída espectacular de la práctica de ejercicio en niños y jóvenes
La pandemia ha traído cambios importantes en nuestro día a día que afectan al modo hacer la compra, relacionarnos, ir a la escuela, trabajar… y también a nuestro tiempo de ocio. En el caso de los menores, el ejercicio físico se ha reducido de forma alarmante. Si antes niños y jóvenes pasaban buena parte de su tiempo al aire libre, ahora pasan muchas horas encerrados en casa -léase habitación en el caso de los adolescentes-. En muchos casos, bien sea para hacer deberes, relacionarse con los amigos -también con los familiares-, ver películas en familia o simplemente para jugar, están pegados a una pantalla. Han cambiado las zapatillas de deporte por las de ir por casa. Y la consecuencia es un mayor sedentarismo que en el futuro se puede traducir en complicaciones de salud.
La supresión de actividades extraescolares, de las ligas deportivas o el cierre de los parques infantiles han influido sobremanera en ese incremento del sedentarismo, que venía ya determinado por la ruptura de las rutinas ante la imposibilidad de juntarse con otros -los amigos- o realizar actividades en grupo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de los menores no hace el suficiente ejercicio diario recomendado. Otro estudio, en este caso de la plataforma de seguridad y bienestar digital para familias Qustodio, revela que el 67% de los menores practica menos actividad física que antes de la pandemia. La incidencia es más alta en niños (72%) que en niñas (65%)
El mismo estudio, Centennials: el antes y el después de una generación marcada por el covid-19, refleja que una de las mayores preocupaciones que han surgido durante la pandemia para 7 de cada 10 familias españolas está relacionada con los hábitos de consumo y la actividad física de los menores. Y es que la alimentación ha sido la otra gran afectada por el cambio de hábitos y el hecho de pasar mayor tiempo en casa, hasta el punto de que se ha traducido en un aumento de la obesidad infantil.
El 10% de las familias considera que los hábitos alimentarios de los menores se han visto modificados desde el pasado mes de marzo y 1 de cada 5 asegura que sus hijos han aumentado la ingesta de alimentos. En 2019, un estudio de la Fundación Gasol advertía que 1 de cada 3 menores de entre 8 y 16 años tiene exceso de peso en España.
La situación ahora, sin duda, ha empeorado. En Italia, casi la mitad de los niños aumentaron su consumo de dulces y pasaron hasta cinco horas extras diarias frente a la pantalla durante el confinamiento. Son precisamente los italianos (15%) quienes se sitúan solo un punto por encima de los españoles (14%) en cuanto a la prevalencia de la obesidad infantil y juvenil, según alerta la OMS. En primer lugar está Grecia, donde la proporción es del 18%.
Con estos datos en la mano, estamos obligados a plantar las orejas, fomentar hábitos de alimentación saludable y proporcionar a nuestros niños y jóvenes más horas de actividad física y al aire libre. Pero siempre sin descuidar, claro está, las recomendaciones sanitarias en tiempos de covid.
La infancia y la adolescencia son etapas fundamentales en el crecimiento y el desarrollo de las personas. Las malas prácticas y los hábitos alimenticios erróneos pueden pasar factura al adulto de mañana. Pero también los niños y jóvenes de hoy pueden verse abocados a graves problemas.