Si el tiempo ha ayudado, la faena ha sido rápida y el viento es propicio, puede darse una segunda correguda, pero la mayoría de las veces una sola ha ocupado la mayor parte del día, tienen que regresar a puerto, pero en la misma barca tiene lugar el dinar que tiene lugar entre las 3 y las 5 de la tarde. Ahora la conversación gira en torno al trabajo realizado y a los peces que han pescado.
Regresan y en el pósito se realiza la subasta. Mientras cada marinero hace su trabajo en la barca para tener todo preparado para el día siguiente, fuese domingo o no, todos los días se trabajaba salvo las grandes festividades de Navidad, Pascua, Corpus, San José… mientras el calendario de la veda lo permitía.
La pesca era una actividad que podía generar beneficios o ganancias y éstos se distribuían de una forma que puede considerarse fuente del derecho consuetudinario. De todo lo pescado se descontaba el valor del pan, vino, alimentos, carbón… El pósito de pescadores se llevaba un porcentaje mínimo con el fin de funcionar como una mutua. Del total restante se hacían dos partes; una para el amo o dueño y otra para los marineros. De esta segunda mitad se hacían tantas partes como fuesen necesarias de modo que el patrón y el llevaor llevaban dos partes; el contramaestre cinco quartons (una parte y cuarta), los marineros una parte y el xiquet mitja part o dos quartons. Luego el ‘copejaor’ recibía un duro por la faena así como el remendador de las redes.
La práctica de este tipo de pesca se realizaba entre el 1 de octubre y el 31 de abril, según se reglamentaba por órdenes legales con el fin de no cansar al mar a la vez que permitir otros tipos de pesca sin dañar a las especies menores
En este tiempo el marinero hacía otras actividades, bien pesqueras de otro tipo, bien trabajos agrícolas (collita de metles, garrofes, raim…), bien trabajos de conservación y mantenimiento de los útiles marineros.
Para mantener la barca en condiciones se sacaban a la playa al terminar la temporada; sobre els parats, ensenats (als parats se les había dado una capa de sebo para que la barca se deslizara mejor) la barca se deslizaba empujada por todos los marineros a la voz rítmica de
Ea vara vara a a a
Vara, vara, valiente…
I el que no tigna força que arreviente…
Mientras otros estiraban de las gruesas sogas que iban sobre las guindalesas de cinco ojos y ayudados por algún animal o dos (burro, macho, aca) hasta que la barca estuviera completamente varada en la playa.
En este tiempo se reparaban, arreglaban, pintaban para dejarlas en condiciones. Este trabajo se realizaba dos veces al año.
La red sufre mucho deterioro por el uso del salitre, los restos de pescado, cangrejos… embates de mar, arrastre sobre los suelos fangosos o rocosos… y el material de que estaba hecha era muy diverso: les treses de esparto; la corona, el caseret y la gola de cáñamo, les bandes de cotó, torsal o lino. Dos veces al año se realizaba el teñido, a veces tres: Para ello se trituraba rosca de pi (generalmente els xiquets hacían este trabajo); en una caldera hervía unas dos horas y cuando ya estaba fría pasaban ese tinte a una balsa donde tiraban la red.
En Xàbia, al lado del puente de Triana (Hoy Avda. Jaime I) había un tenyidor y un lugar para picar la rosca de pi con mazas de madera así como un pozo con agua de mar para obtener el tinte. Este trabajo se realizaba para impedir que las redes se pudrieran. En la veda las redes se lavaban con agua dulce para que se desprendiera la sal, se secaban extendiéndolas al sol y luego se recogían para volver a usar en su momento.