El Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos gastan cada año 571 millones de euros en subvenciones al mundo de las corridas de toros. Es dinero que se suma a 129,6 millones de euros que llegan a los criadores a través de los programas de la política agrícola común europea para la conservación de la biodiversitat. En total suman 700 millones, un hecho que demuestra que la tauromaquia está fuertemente subvencionada y no sobreviviría sin estas ayudas.
O sea que el estado se gasta anualmente en su fiestecita lo que niega a los discapacitados, a las farmacias, a la educación y a la sanidad por poner un ejemplo de recortes no taurinos. Engañando incluso a la Unión Europea. Para que unos cuantos espabilados hagan un negocio particular. Este interés ideológico contrasta con el del público. Las encuestas realizadas por el Ministerio del Interior español apuntan a que en 2006 un 72% de los ciudadanos no mostró ningún interés por las corridas de toros, un 85% en el caso de los jóvenes. 
Si se entrenaran un poquito aún lo harían mejor, no?
