La
La violencia gratuita ejercida por la policía en Valencia contra los estudiantes de instituto -y contra todo el que se movía por la calle- ha puesto de manifiesto la concepción del poder que tienen algunos personajes desgraciados de la política.
Querer justificar lo injustificable en base a manipulaciones de los contrincantes políticos es una triste justificación. No hay ningún partido que pueda hoy sacar a la calle, y menos manipulando, a los miles de personas que se han solidarizado con los alumnos del IES Luis Vives. Precisamente porque los ciudadanos no confían en absoluto en los partidos y menos aún en los políticos. Aunque lleven camisetas graciosillas para darse el pegote oportunista.
El problema de fondo -y el PP (y el PSOE) se lo tiene que hacer mirar profundamente- es el de la corrupción. Un asco que nos envuelve a diario. Siempre en los aledaños del poder. Y que desgraciadamente quedan impunes gracias a una justicia deficiente y politizada. Al servicio de los poderosos.
Casos como Gürtel, Brugal, Emarsa, Carlos Fabra, Felip, Urdangarín, EREs de Andalucía, Matas, Pepiño … no pueden tolerarse más. Y si los partidos más o menos responsables no actúan, acabarán por perder la poca credibilidad que aún les damos algunos.