Alguien en nuestro M.I. Ayuntamiento ha decidido hacer esta semana una poda salvaje de las tipuanas que hay alrededor del Palacio de Justicia. Con esto priva a la calle Federico García Lorca de sombra y de la estética de los árboles en plena floración. También priva a los pájaros en época de nidificación de hábitat y de sustento -estaven plenes de poll- y a los vecinos de la compañía de las aves.
En fin, no sé quién habrá sido la lumbrera que ha decidido esta masacre -aunque me lo imagino- pero a partir de ahora los libros de botánica llevarán un apartado titulado la poda dolorosa dianense en la que la última tendencia sea podar las tipuanas -no por tercios como se estudiaba hasta ahora- sino el 100 % en época de floración para evitar sombras estivales y que a todos nos coja el solecito, y para evitar en épocas de crisis que las flores nos alegren la vista y los pájaros nos alegren el alma.
No son más «malajes» porque no se entrenan, pero odiar a los árboles debe ser algo genético. 
